Algunos directivos de grandes empresas ven un futuro de despidos masivos gracias a la IA… pero no se atreven a decirlo en público

Algunos directivos de grandes empresas ven un futuro de despidos masivos gracias a la IA… pero no se atreven a decirlo en público
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"Nunca lo admitirán en público, pero muchos de vuestros jefes quieren que las máquinas os reemplacen lo antes posible".

Así empezaba un artículo, escrito por Kevin Roose (del New York Times), que ha levantado ampollas por sus implicaciones en el debate sobre la repercusión de la inteligencia artificial sobre el empleo. ¿Su título? "La oculta agenda de automatización de la élite de Davos".

Roose se desplazó la semana pasada a Davos (Suiza) para asistir al Foro Económico Mundial, el evento que reúne anualmente a la élite política y económica global, y que este año le dedicaba una especial atención a la inteligencia artificial.

En una mesa de debate dedicada a la Cuarta Revolución Industrial, Marc Benioff, CEO de Salesforce, defendió la importancia de tomar decisiones sobre la adopción de la IA con un ojo puesto en la igualdad.

Sin embargo, a juzgar por el relato de Roose, muchos otros directivos de grandes compañías desplazados a Davos no compartían con él (no, al menos, en privado) su preocupación.

Grandes empresas que no harán lo que dicen

"Me he dado cuenta de que sus respuestas a las preguntas sobre la automatización dependen en gran medida de quién esté escuchando. [En público] hablan de la necesidad de proporcionar una red de seguridad para las personas que pierden sus trabajos como resultado de la automatización".

"Pero en entornos privados [...] estos ejecutivos cuentan una historia diferente: están compitiendo en automatizar sus propias plantillas para mantenerse a la cabeza de sus competidores; [mostrando] con poca consideración por el impacto que esto tengo sobre los trabajadores".

En palabras de Roose, estos ejecutivos ven la IA como la solución mágica que les permitirá ahorrar a base de reducir departamentos con miles de trabajadores a unas pocas docenas. Cita las palabras de Mohit Joshi, presidente de la consultora Infosys, una firma especializada en automatización de empresas:

"Antes la gente tenía como metas ir reduciendo el 5-10% para reducir su plantilla. Pero ahora preguntan: '¿Por qué no podemos hacerlo con el 1% de la gente que tenemos?'".

Roose denuncia que pese a que, según un informe publicado por Deloitte, el 53% de las empresas ya habían empezado en 2017 a usar máquinas para realizar tareas antes asignadas a humanos (y que la cifra podía subir hasta el 72% este año), los altos directivos preferían seguir amparándose tras eufemismos.

Así, los empleados no están siendo reemplazados, sino "liberados de tareas onerosas" y las empresas no les están despidiendo, sino "experimentando una transformación digital". Según el periodista del NYT,

"para tener claro el modo en que algunos líderes estadounidenses hablan en privado de la automatización hay que escuchar a sus homólogos en Asia, quienes rara vez intentan ocultar sus objetivos.

Terry Gou, presidente del fabricante taiwanés de electrónica Foxconn, dijo que la compañía planea reemplazar por robots al 80%o de sus trabajadores en 5-10 años".

En cualquier caso, Roose finaliza su artículo dejando la puerta abierta a la esperanza y retomando el discurso de Benioff, esta vez en boca de Erik Brynjolfsson, director de la Iniciativa de Economía Digital del MIT

"La elección no es entre automatizar y no hacerlo, sino entre usar la tecnología de una manera que crea prosperidad compartida o concentrar la riqueza".

Las redes arden... con análisis e ideas

Como suele decirse popularmente, los foros anglohablantes de Internet "han ardido" reaccionando a lo expuesto en el artículo. Las reacciones, más o menos indignadas, propositivas o apocalípticas son de lo más variopinto.

La mayoría coinciden, eso sí, en que apostar el "aquí no pasa nada" no parece la mejor opción.

Protesta

Desde los que apuestan por la formación como forma de 'reciclar' a los trabajadores que pierdan su empleo (una solución que Roose no ve viable a gran escala), hasta los que asumen como inevitable el aumento del paro estructural y apuestan por la 'renta básica universal'.

Pero no todo el mundo parece ver sostenible ese curso de acción:

"No importa qué ideologías fantasiosas se te ocurran: si tienes una economía en la que cada vez menos personas participan en la creación de valor, y cada vez más personas consumen recursos, es una situación extremadamente inestable y todas tus ideas sofisticadas que 'funcionarían en teoría' puede irse rápidamente a paseo".

E incluso hay quien ve insostenible que políticos y/o empresas traten de luchar contra la tendencia automatizadora:

"La realidad es que cada trabajo que pueda ser automatizado, será automatizado. Si el gobierno trata de regular la automatización, otro país lo adoptará y se convertirá en el líder de la producción".

Otros piden que los políticos empiecen a debatir de verdad sobre esto lo antes posible:

"Dice mucho sobre lo poco preparados que estamos que tan sólo haya un candidato en las elecciones [presidenciales] de 2020 en los Estados Unidos hablando sobre esto (el demócrata Andrew Yang) y el resto siga hablando de normas, estándares y objetivos de un mundo que murió hace una década".

Hay quien prefiere, sin embargo, analizar la situación estableciendo paralelismos con lo ocurrido en otras etapas históricas de cambio económico, desde el feudalismo al fordismo.

Para algunos, cabe comparar la automatización con lo que significaba la tierra en la era feudal, antes de que la artesanía y el comercio obligaran a demandar mano de obra cualificada:

"Una 'clase propietaria' rica que contaba con todos los medios de producción (y mano de obra menos calificada) y no tiene ningún incentivo para abrir el acceso a la misma".

"La automatización podría generar una pequeña clase adinerada y a una clase baja en rápida expansión con poco acceso a la propiedad propia de los medios de producción".

Otros señalan que, al margen de lo que cada cual opine sobre las grandes multinacionales, directivos y accionistas de las empresas automatizadas deberán terminar mirándose en el espejo de Henry Ford, el fundador del fabricante homónimo de automóviles, que se hizo rico doblando el sueldo a sus empleados para que ellos fueran los primeros que apostasen por comprar el coche que fabricaban:

"Los capitalistas no pueden obtener ganancias si no hay mercados para comprar sus productos. Lo lamentarán cuando se den cuenta de que no pueden absorber su producción y que realmente necesitan trabajadores para adquirir sus productos".

Imagen | Steve Jurvetson (vía Flickr)

Vía | NYT & Reddit & Hacker News & Resetera

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