El doctor Steve Goldman, profesor de neurociencia y neurología en el Centro Médico de la Universidad de Rochester en Nueva York, lleva meses trabajando en un proyecto singular: la implantación de células del cerebro humano en el cerebro de ratones.
Los ratones alterados siguen teniendo neuronas de ratones, pero prácticamente todas las células gliales, que desempeñan la función de soporte de las neuronas, son humanas. Y el resultado es sorprendente, aunque eso sí, Goldman destaca desde el primer momento que estos ratones "siguen siendo ratones".
Las células gliales humanas toman el control
El equipo de Goldman extrajo para estos experimentos células gliales inmaduras de fetos humanos donados, y las inyectaron en los ratones, logrando que estas se convirtieran en astrocitos, un tipo de célula glial con forma de estrella.
En un año esas células habían desplazado a las células gliales de los ratones, y las 300.000 células humanas recibidas por cada ratón se multiplicaron para llegar a los 12 millones que acabaron desplazando a las células de los ratones.
Los astrocitos, explican en NewScientist, son vitales para el pensamiento consciente, porque ayudan a fortalecer las conexiones entre neuronas, conocidas como sinapsis. Los astrocitos humanos son 10 o 20 veces mayores en tamaño que los astrocitos de los ratones y pueden coordinar todas las señales neuronales de forma mucho más precisa que la de los de los ratones.
De superratones nada
En las pruebas realizadas sobre los ratones se comprobó cómo estos ratones modificados tenían la capacidad de recordar un sonido asociado a una corriente eléctrica, y por ejemplo esos ratones se mantenían quietos durante un tiempo cuatro veces mayor que el que se mantenían los ratones sin modificar, lo que sugería que su memoria era al menos cuatro veces mejor.
Goldman de hecho realizó experimentos paralelos para inyectar células gliales inmaduras en cachorros de ratón que tenían una producción deficitaria de mielina, la proteína que aísla los nervios.
Esto podría ser útil para el tratamiento de enfermedades en las que la mielina está dañada como en la esclerosis múltiple. Goldman ha pedido realizar pruebas sobre pacientes con esta enfermedad y espera poder comenzar a realizarlas dentro de 12 o 15 meses.
Un futuro prometedor, pero no utópico
Aún así Goldman -cuyo estudio podéis encontrar aquí- quería aclarar que sus experimentos quedaban muy lejos de las películas de ciencia ficción.
"Esto no proporciona a los animales capacidades adicionales que de ninguna forma podrían ser descritas o percibidas como específicamente humanas", aclaraba. "En realidad, las células humanas simplemente mejoran la eficiencia de las propias redes neuronales del ratón. Siguen siendo ratones".
Y aún así Goldman decidió no realizar este experimento en monos, porque aunque durante cierto tiempo consideró como algo que podría haber ayudado a confirmar sus resultados, prefirió no hacer "por las potenciales cuestiones éticas", admitió.
En Xataka | Científicos logran implantar en un cerebro la primera memoria artificial
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