No es habitual que una empresa decida subir el salario a sus trabajadores manuales sin mayores presiones sindicales o internas. Pero acaba de suceder: Amazon, el gigante que emplea a más de 350.000 personas a tiempo parcial y completo sólo en Estados Unidos, comenzará a pagar $15 la hora a todos sus asalariados. Es un salto de gigante para todos ellos, dado que hasta ahora sus sueldos oscilaban entre los $10 y los $14 la hora. ¿Pero qué ha pasdado?
El mercado. Parafraseando a Rodrigo Rato: "Es el mercado, amigo". Como se apunta aquí, Amazon afronta una carestía de trabajadores especializados. Se acerca la temporada navideña, crítica para grandes distribuidores de productos a domicilio, y competidores como Walmart o Target planean contrataciones masivas de hasta 100.000 trabajadores. No hay tantos en el mercado, por lo que si Amazon quiere imponerse a la competencia necesita atraerlos. Lo hace con mejores salarios.
El ejemplo a pequeña escala de la campaña invernal sirve para el resto de la temporada: como explica un experto en Wired, Amazon tiene tasas de retención laboral muy bajas. Los trabajadores llegan y se marchan con mayor velocidad de la que desearía la compañía, lo que supone un gasto en formación y una pérdida de aprendizaje constante. La mejor forma de solucionarlo es ofreciendo condiciones por encima del mercado a sus empleados. Como $15 la hora.
La política. De forma paralela, Amazon está sufriendo la presión del Congreso y el Senado. Bernie Sanders lleva meses impulsando la Stop BEZOS Act (muy gráfica, como se ve), una ley que redoblaría la presión fiscal sobre las grandes empresas por cada trabajador que tuviera que recurrir a los servicios sociales. Un gigantesco incentivo para que todas ellas suban los salarios lo suficiente como para que ningún empleado solicite ayudas al Estado para llegar a fin de mes.
La airada campaña de Sanders provocó una inusual respuesta corporativa de Amazon. Es la última empresa objeto de los intereses regulatorios de Washington, tras Facebook o Twitter.
La imagen. Bezos ha hecho virtud de la necesidad y se ha adelantado a los acontecimientos imponiendo un salario mínimo de $15 a sus trabajadores. Sanders ha aplaudido su decisión. Para Amazon, la subida es una ganancia política. La empresa ha anunciado que presionará a los congresistas para subir el sueldo base de todos los estadounidenses a $15 la hora (ahora está en los $7,25). La decisión lo moldea como paladín de una causa justa (defendida por movimientos de base como Fight fo $15) y le permite ganar a la competencia por los trabajadores manuales.
Problemas y virtudes. De forma paralela, Amazon empujará a Walmart y a Target a subir sus respectivos salarios mínimos (ya lo planeaban). No significa que sus problemas hayan terminado aquí: la empresa acumula numerosas denuncias por maltrato laboral y por imponer una cultura corporativa tóxica. En España y otros países sus trabajadores han ido a la huelga por las pobres condiciones laborales. Subir el salario mínimo contrarresta parte de la mala prensa.
A su vez, Amazon contrarresta las pérdidas asociadas al incremento de su masa salarial entregando más dinero en mano a sus... Consumidores. Al fin y al cabo, 350.000 personas tendrán ahora más recursos para comprar sus regalos navideños en Amazon. Las grandes empresas son conscientes de que la permanente depreciación de salarios no sostiene a largo plazo el ciclo de consumo. De ahí que, como el propio Bezos, no hagan feos a una renta básica universal.
Imagen: Jane Barlow/AP