“Sin alarmas, pero con precaución” explica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) al anunciar su último estudio sobre la presencia de arsénico en arroces y productos alimenticios derivados. El motivo es que, salvo en casos concretos, ingestas típicas de este cereal no superarían los umbrales considerados aceptable.
136 muestras. La OCU ha publicado recientemente los resultados de su último estudio sobre la presencia de arsénico en arroces y productos derivados. La organización tomó distintas variedades del producto, blanco de grano corto y largo, basmati e integral, todos en crudo, además de arroz precocinado. Además, también analizó productos derivados como papillas de cereales, tarritos infantiles, tortitas, bebidas, fideos o cereales de desayuno.
A partir de sus resultados puede inferirse que ningún producto, consumido a razón de una ración por día puede suponer un riesgo para la salud, aunque consumos superiores podrían implicar exceder los umbrales establecidos por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
Precaución para niños y embarazadas. Los alimentos en los que más arsénico se ha detectado son el arroz integral (con 131 microgramos de arsénico por kg de producto) y las tortitas de arroz (139 microgramos por kg). El límite establecido para el consumo diario es de 0,3 microgramos por kilogramo de masa corporal. Es decir, una persona adulta de 70 kg de peso tendría su límite en 21 microgramos diarios.
Si convertimos esto al consumo de arroz quiere decir que una persona de 70 kg de peso tendría su límite de consumo de arroz integral diario en unos 160 gramos (las raciones oscilan entre 50 y 100 gramos del producto). En el caso del arroz blanco (con concentraciones inferiores, de 75 microgramos / kg) el límite rondaría los 280 gramos diarios. En el caso de las tortitas, habría que consumir entre 15 y 21 unidades para superar el umbral (o 151 gramos).
El arsénico. El arsénico es un semimetal, aunque también suele considerarse un metal pesado tóxico. Puede presentarse en distintas estructuras, siendo el arsénico inorgánico más peligroso que el orgánico. Esto no tiene nada que ver con los métodos con los que se cultiva el arroz, sino con el hecho de que la molécula a la que pertenezca sea de estructura orgánica (con presencia de carbono) o inorgánica.
Consumos bajos no implican riesgos para la salud, pero se trata de un elemento con facilidad para acumularse en nuestro cuerpo, y es entonces cuando aparecen los riesgos derivados. El arsénico puede implicar problemas en el desarrollo para los más jóvenes, mientras que en adultos se ha relacionado con trastornos en la piel, vejiga y cáncer de pulmón.
Reducir el contenido de arsénico es posible. Para aumentar la precaución, existen formas de rebajar el contenido de arsénico del arroz. El primero es el de lavarlo. Buena parte del análisis se realizó en arroces en crudo y sin tratar. La propia OCU recomienda el lavado del arroz como medida preventiva. Lavar bien el arroz, dejándolo un rato a remojo, además reduce el tiempo necesario para su cocción.
Alternativamente, también es posible cocer el arroz en agua abundante (el doble de la que pondríamos habitualmente) y descartar el agua sobrante al finalizar la cocción. Es decir, cocinar el arroz como si de pasta se tratara.
La mejor forma de prevenir un consumo excesivo de arsénico es una dieta equilibrada. Aunque se trate de un elemento presente en numerosos productos los niveles de concentración varían. El problema de centrarse en un producto implica que no vemos la dieta en su conjunto, factor que nos hace tender al alarmismo.
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