El último estudio sobre el Ozempic no lo ha impulsado un asociación de endocrinos, un colegio médico o un grupo de pacientes con diabetes. No. Lo firma ni más ni menos que Walmart, la cadena estadounidense de hipermercados con 10.500 establecimientos repartidos por una veintena de países. Y es interesante tanto por lo que muestra como por lo que sugiere: tras analizar las cestas de sus clientes ha concluido que quienes usan Ozempic o Wegovy acaban comprando menos comida, la enésima muestra de las mil derivadas de estos fármacos.
Nos explicamos.
¿Qué ha pasado? Que los responsables de la cadena de venta minorista Walmart se han hecho una pregunta peculiar: ¿influyen los medicamentos que se consumen para la pérdida de peso en la compra de comida? Y si es así, ¿en qué medida? Para salir de dudas realizaron un sencillo estudio que muestra que aquellos clientes que incluyen en su cesta agonistas del GLP-1, una familia de fármacos comercializada con marcas como Ozempic o Wegoy, se van de sus tiendas con menos comida.
"Vemos un ligero cambio en comparación con la población total, un ligero retroceso en la cesta de la compra general", explica a Bloomberg John Furner, presidente y consejero delegado de operaciones de Walmart en EEUU. El directivo no habría entrado en detalles y durante la entrevista se limitó a apuntar a "menos unidades" y "ligeramente menos calorías", pero sus palabras resultan interesantes. Y buena prueba es que nada más hacerse públicas parecen haber afectado ya a la cotización de firmas dedicadas a producir bebidas azucaradas y aperitivos.
¿Cómo ha podido hacer el cálculo? Gracias a su posición privilegiada. En la extensa lista de productos comercializados por Walmart se incluye comida, ropa, libros… y fármacos. Para determinar si la venta de medicamentos de semaglutida —compuesto en el que se basa el Ozempic o de Wegovy— estaba influyendo en la de otros productos, como alimentos, se limitó a comparar el comportamiento de los clientes que recogen estos fármacos de sus locales y los de otros con un perfil similar pero que no acuden a Walmart con una receta médica en la mano. La información era anónima y con ella la cadena buscaba patrones de compra.
¿Caen todas las ventas? No exactamente. Quizás la multinacional esté percibiendo un retroceso en la compra de alimentos por parte de ciertos clientes, pero "el efecto semaglutida" no afecta del mismo modo a todos sus departamentos. Su éxito han aumentado las ventas en las farmacias minoristas y la propia Walmart reconocía hace unos meses sus esperanzas de que ayudasen a impulsar sus ventas durante el resto de 2023. "Esperamos que la alimentación, consumibles y salud y bienestar, principalmente debido a la popularidad de algunos medicamentos GLP-1, crezcan como porcentaje total en la segunda mitad", comentaba un directivo.
Queda, eso sí, la duda de cuál es el beneficio efectivo para los vendedores, más allá del volumen de facturación. "Se empieza a escuchar a los minoristas hablar sobre estos fármacos. Pero no diría que son necesariamente beneficiarios de la creciente popularidad", reconoce a la CNBC Arun Sundaram, de CFRA Research: "No están obteniendo muchas ganancias con los medicamentos. Por lo tanto, en realidad es sólo un generador de tráfico y no una fuente de ganancias para ellos".
¿Disponemos de más datos? Sí. Especialmente interesantes son por ejemplo los datos de ventas publicados hace poco por Trilliant Health, que muestran cómo los proveedores de atención médica en EEUU han emitido más de nueve millones de recetas de Ozempic, Wegovy y fármacos similares para la diabetes y obesidad durante los últimos tres meses de 2022. El dato representa un alza del 300% entre principios de 2020 y finales de 2022. Gran parte de ese pastel fue para Ozempic, de Novo Nordisk, con más del 65% de las prescripciones a finales de 2022.
¿Y por qué es interesante? El estudio de Walmart es interesante por la tendencia que sugiere. Como señala a la NBC Steve Cahillane, director ejecutivo del fabricante de aperitivos Kellanova, es pronto aún para determinar si Ozempic llegará a suponer "un viento en contra", pero en el sector de la alimentación hay quien ya sigue el fenómeno con atención. Axios deja algunas pinceladas que dan una idea aproximada de hasta qué punto los inversores le prestan atención.
En un informe elaborado en verano un equipo de analistas ligados a Morgan Stanley analizaron cómo el fármaco podría alterar el "ecosistema alimentario". Y más allá de las valoraciones o reflexiones, deja sobre la mesa algunos porcentajes especialmente interesantes. Sobre todo si se tiene en cuenta que, aunque se esté recetando para la pérdida de peso, el Ozempic fue aprobado en 2017 por la FDA para tratar la diabetes tipo 2. Caso distinto es el de Wegovy, aprobado hace dos años por el mismo organismo para el control del peso en ciertos adultos.
¿Y qué dicen los datos? Según el dossier publicado por Axios, los analistas, estrategas y asociados de Morgan Stanley calculan que a lo largo de la próxima década el 7% de la población estadounidense podría estar ingiriendo fármacos para la obesidad. El dato es relevante para el sector de la alimentación y en concreto los fabricantes de comida rica en grasas o azúcares porque, abunda, quienes recurren a los medicamentos probablemente consumirán un 20% menos de calorías.
Un informe de Barclays apunta en una línea similar y alerta de que los fármacos usados para bajar peso suponen un riesgo real para compañías de comida rápida.
Imagen de portada: Chemist4U (Flickr)
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