Era 1913, Alfa Romeo buscaba los límites de la automoción y creaba un coche que, hoy en día, sería multado por la DGT a su velocidad máxima. Incluso su versión menos prestacional estaría rozando la sanción, si aplicamos la famosa Regla del 7. Y no solo decidió buscarlos, también osó superarlos creando una especie de torpedo con ruedas.
La historia de Alfa Romeo está llena de icónicos deportivos. El 24 de junio de 1910 se fundaba una nueva empresa en Milán con el nombre de A.L.F.A (Anonima Lombarda Fabbrica Automobili). La firma, en la que pronto el empresario napolitano Nicola Romeo tomó los mandos, heredó el apellido de éste poco después, en 1920.
Hasta entonces, seguía siendo ALFA, aunque en su escudo ya encontrábamos la cruz roja sobre fondo blanco, propia de Lombardía, y la serpiente sobre fondo azul, representante de los Visconti. Pero la recién nacida empresa italiana ya tenía como objetivo destacar entre la competencia.
Antes de la creación de Alfa, el norte de Italia ya tenía a la Societa Anonima Italiana Darracq. Fundada a finales del siglo XIX, su vida fue corta, pues en 1910 la filial italiana le vende la compañía al grupo de empresarios lombardos que crearían Alfa.
Pese a ello, durante ese tiempo, su fundador Alexandre Darracq había conseguido levantar una fábrica en Francia, se asoció con Adam Opel para vender sus coches en el Imperio Alemán y consiguió cosechar hasta seis récords mundiales de velocidad. Y, en ese tiempo, en Italia puso a la venta el Alfa 10HP, el germen de nuestra historia.
El familiar más deportivo
Como decíamos, en 1906 Darraq puso a la venta el Alfa 10HP. Pero su acogida fue todavía más celebrada cuando en 1913, ya bajo el nombre de ALFA, la compañía presentó el Alfa 40/60HP, versiones más prestacionales del vehículo.
Los conductores de la época querían sentir la velocidad y pidieron reiteradamente a la compañía que mejorara lo presente. Y ALFA respondió. El 40/60HP llegó como biplaza que eliminaba todo lo accesorio y guardaba un propulsor de 4 cilindros en línea y 6.082 cm3 capaz de desarrollar 70 CV y alcanzar una velocidad máxima de 125 km/h.
Por suerte, durante mi visita para conocer el Mercedes Vision EQXX tuve la oportunidad de subirme a un Mercedes Simplex de la primera década del siglo XX. Estoy convencido que es la sensación más alucinante que he tenido en mi vida. A pesar de movernos a unos 45 km/h, los ingenieros germanos nos aseguraron que era capaz de alcanzar los 90 km/h cuesta abajo. Pensar en llegar a 125 km/h con un coche de 1913 me produce tanto morbo como terror.
Los pilotos de la época es posible que se encontraran con emociones similares. Pero el morbo debió vencer al terror (por suerte) y el ALFA 40/60HP llegó acompañado de una versión Corsa, que elevó la potencia del motor hasta los 137 CV y la velocidad punta a 137 km/h. Giuseppe Campari consiguió dos victorias en Mugello a bordo de esta última versión en 1920 y 1921.
El rendimiento fue tal que el Conde Mario Ricotti se hizo con uno. Pero tenía un problema, en el ALFA 40/60HP sólo podían circular dos personas. Y Ricotti, gran aficionado al motor, quería algo inédito para la época: un familiar deportivo.
Así, comprado el chasis del deportivo, se puso en contacto con el famoso carrocero Castagna, que todavía hoy sorprende por sus atrevidos diseños. Ricotti sólo buscaba lo imposible por aquel entonces: un coche para cinco personas, que tuviera espacio para su equipaje y, además, mantuviera el dinamismo y las prestaciones del ya famoso ALFA.
Castagna, sin embargo, sí vio el potencial de la idea y se puso manos a la obra para conseguirlo. Una vez sacrificada la ligereza y asumiendo que el coche debería ser más espacioso, no dudó en apostar por la aerodinámica. Y por el camino se fijó en las lágrimas
Castagna creó uno de los Alfa Romeo más extraños de la historia. Bautizado como Siluro Ricotti, esta derivación del modelo original conseguía guarecer a los cinco pasajeros en el interior. Además, les dio ventanillas redondas para disfrutar del paisaje y una trasera triangular. Los acompañantes tenían dos accesos en el lateral derecho y uno en el izquierdo, al estilo de los vehículos de puertas asimétricas.
Para mejorar las sensaciones al volante, se trató de aligerar el conjunto al máximo, optando por el aluminio para el chasis. Pero no sólo eso, la carrocería, que también destacaba por su enorme frontal, consiguió imponerse al Alfa 40/60HP en su versión Corsa, pues conseguía alcanzar una velocidad punta de 139 km/h.
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Fotos | Alfa Romeo
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