Año nuevo, iPad nuevo. La tableta de Apple se ha renovado desde luego por dentro, pero lo ha hecho especialmente por fuera, algo que es la verdadera revolución de un modelo que al fin resuelve una de las grandes quejas de sus últimas iteraciones. Los cambios, eso sí, van a salirnos muy (pero que muy) caros.
Buenos cambios por dentro. El nuevo iPad de 10ª generación llega con el procesador Apple A14 Bionic que debutó en los iPhone 12. Ese SoC mejora en eficiencia y potencia, y a buen seguro ayudará a aumentar las prestaciones de la tableta. Hay otro cambio significativo: la inclusión de un puerto USB-C, que supone la despedida del puerto Lightning en todos los iPad y que plantea la llegada de los iPhone con Lightning en 2023 para cumplir de forma anticipada con la normativa europea. Eso sí: seguimos con una versión básica escasa en almacenamiento: 64 GB son pocos en 2022.
Pero sobre todo por fuera. Donde hay cambios especialmente importantes es en el exterior. Tenemos más pantalla que nunca (10,9 frente a 10,2 pulgadas) gracias a una reducción de los marcos. El botón Touch ID pasa a estar en el botón de encendido y los bordes son planos y no redondeados. A pesar de tener más pantalla, el iPad (2022) mide y pesa casi lo mismo que su antecesor.
La webcam, donde debía estar. Durante años los usuarios se han quejado de la posición de la webcam frontal, que siempre estaba en el centro de uno de los dos laterales cortos de la tableta. En el iPad 2022 pasa a estar por fin en uno de los laterales largos, lo que favorece de forma clara usarlo para videoconferencias de forma más natural.
Mismo sensor, mismo "Encuadre Centrado". Lo que no cambia es el sensor, que es de 12 Mpíxeles y apertura f/2.4. Ya cumplía de forma notable en el pasado, y será ahora cuando además la tecnología de Encuadre Centrado (Center Stage, debutó en el iPad Pro de 2021) cobre más sentido: la nueva posición de la webcam hace que haya bastante más espacio para "movernos" en el campo de visión que captura esa webcam.
El iPad Air (y el Pro) se mueren de envidia. Este nuevo iPad básico copia en gran medida el diseño del iPad Air (2022) que Apple presentó en marzo: el botón Touch ID, el puerto USB-C o el chasis son herencia de aquel. Lo curioso es que ese iPad Air mantuvo la webcam en uno de los laterales cortos. Sorprendentemente el nuevo iPad Pro mantiene la webcam también en el lateral corto, algo chocante teniendo en cuenta que este es el modelo que más orientado está a servir como de alternativa al portátil.
La otra gran diferencia está en el chip, claro: en ese iPad Air contamos con el potente Apple M1 (y en el iPad Pro (2022) con el M2), así que si necesitamos más potencia, quizás esa apuesta sea más interesante.
Precios escandalosos. Hay muchas mejoras en esta tableta, pero salen muy caras: la versión básica del iPad de 9ª generación costaba (atentos, en pasado) 379 euros. Ahora esa versión básica (que insistimos, mantiene los escasos 64 GB de almacenamiento) cuesta 579 euros.
Puede que la inflación no ayude, pero el incremento de precio es preocupante para la que hasta ahora había sido la tableta más asequible de Apple. La empresa no solo ha puesto mucho más caro este modelo: también ha incrementado el precio del anterior, que ahora cuesta 429 euros.
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