Jia Yueting pareció surgir de la nada. De repente una empresa china fundada por él, Faraday Future, plantaba cara a la omnipresente Tesla y nos ofrecía su particular visión de un coche eléctrico que rivalizaría con los modelos de la empresa de Elon Musk.
Aquella promesa se fue desvaneciendo con el tiempo, y ahora su fundador se ha declarado en bancarrota técnica, el célebre Chapter 11 de la legislación fiscal de Estados Unidos. La culpa no es solo de Faraday Future, sino de LeEco, el conglomerado tecnológico con el que trató de levantar de la nada.
Demasiadas deudas por todos lados
Yueting aún debe cerca de 3.600 millones de dólares a más de 100 acreedores, pero este caos financiero es algo que se veía venir desde hace meses: el fundador de LeEco y de Faraday Future había pedido prestadas cantidades enormes de dinero para poner en marcha sus ambiciosos proyectos.
Antes de que se ejecute esa activación de la bancarrota técnica Jia ha ofrecido a varios de sus acreedores satisfacer esas cantidades de su debe mediante acciones que él posee en Faraday Future. Ese pago se produciría si la empresa sale a bolsa, pero el 90% de los acreedores deberían aprobar ese plan de reestructuración antes del 8 de noviembre.
Este tipo de bancarrota técnica da la oportunidad a Jia Yueting de recuperarse: si Faraday Future finalmente sale adelante y sale a bolsa, el directivo haría uso de su participación en la empresa para pagar todas esas deudas.
El problema es que esa situación no favorece el futuro de Faraday Future, que sigue con sus planes pero podría necesitar más rondas de inversión para hacer realidad ese futuro que nos promete desde hace tiempo. Dado que su fundador tiene estos problemas, esas rondas de inversión podrían no llegar nunca y amenazarían el futuro de Faraday Future, comprometiendo así el plan de "resurrección" de Yueting.
En ese caso, advierte el creador de esta empresa, tendría que declarar bancarrota total (Chapter 7) y liquidar todos sus bienes, lo que resultaría en impagos o pagos reducidos a acreedores. En esa petición de bancarrota también hay una advertencia clara: la valoración de Faraday Future no está clara "y no hay expectativas de que se desarrolle el mercado para este valor".
A la empresa que quería revolucionar el coche eléctrico no le va especialmente bien: acumula 801 millones de dólares de pérdidas y solo contaba con 6,8 millones de dólares en el banco el pasado 31 de julio. Desde su creación Faraday Future ha perdido 2.150 millones de dólares, y aunque Yueting se retiró de la dirección para dejarlo todo en manos de Carsten Breitfeld (ex-BMW), ese futuro no está nada claro.
Eso sí: desde la empresa prometen que su SUV eléctrico, el FF91, estará en producción a finales de 2020. No parece demasiado factible, sobre todo teniendo en cuenta el éxodo de trabajadores a Tesla, la salida de su máximo valedor y su aparente muerte anunciada. Sea como fuere, quizás sea demasiado tarde para entonces.
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