Quién es Steve Davis, el CEO de The Boring Company que ya destaca en las quinielas para dirigir Twitter

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Apenas dos meses después de haberse echo con las riendas de Twitter y en pleno torbellino mediático por la ola de despidos en la compañía y el accidentado estreno de  Twitter Blue, Elon Musk lanzó una pregunta a los usuarios de la red social. Una crucial, de esas que generan una intensa polvareda. "¿Debo renunciar como jefe de Twitter?", tecleó el 19 de diciembre junto a una encuesta abierta y a cuyo resultado —garantizó— se atendría. El dictamen no fue aplastante, pero sí claro: el 57,5% pidió que empaquetara sus bártulos y dejara el despacho de director ejecutivo.

Musk recogió el guante y días después se comprometió a renunciar al cargo de CEO. Eso sí, "tan pronto como encuentre a alguien lo suficientemente tonto como para aceptar el puesto", deslizó con sorna. Aquella promesa se ha ido concretando con los meses. En febrero el magnate, que es y seguirá siendo el dueño de Twitter, explicó que espera tener un escogido para dirigir la plataforma a finales de este mismo año. Antes se ha marcado una meta: "estabilizar" una organización que, dado su complejo estado actual, ha tildado de "especie de startup al revés".

Aunque Elon Musk no ha ido más allá, ni entrado en quinielas sobre quién lo sucederá como director ejecutivo hay un nombre que ha sonado con una fuerza especial a lo largo de las últimas semanas. Y no cualquiera. El supuesto candidato es uno de los hombres de confianza de Musk, tanto que ya ejercería como uno de sus principales lugarteniente en Twitter, además de estar ya más que habituado al estilo del sudafricano y acumular una sobrada experiencia como directivo.

Su nombre: Steve Davis, el CEO de The Boring Company.

El "mago" de las cuentas

El de Davis quizás no sea un nombre muy mediático, pero lleva tiempo ya ejerciendo cargos de responsabilidad en el imperio de Musk. Y conoce de sobra su filosofía empresarial. Ambos trabajan juntos desde 2003 con una sintonía que ha permitido a Davis prosperar con claridad: empezó como un prometedor ingeniero aeroespacial en SpaceX y ahora ejerce como CEO de Boring, la firma de desarrollo de infraestructuras que se ha hecho famosa por sus ambiciosos loops.

De él conocimos algún detalle en 2019, gracias precisamente a su progresión profesional al amparo de Musk. Bloomberg publicaba por entonces que acumula dos másteres, uno en física de partículas y otro en ingeniería espacial, y estando trabajando en SpaceX decidió embarcarse en un programa de doctorado en economía por la Universidad George Mason, donde presentó en 2010 una disertación sobre la devaluación de la moneda estadounidense.

En cuanto a su currículum, se convirtió en uno de los primeros empleados de Space Exploration Technologies, donde hizo gala de un perfil técnico, resolutivo y sobre todo comprometido. "Ha estado trabajando 16 horas al día todos los días durante años", explicaba un ingeniero de SpaceX a la periodista Ashlee Vance, autora del libro 'Elon Musk': "Hace más cosas que 11 personas juntas".

Para completar el retrato, en su hoja de servicio destacan algunos "pinitos" como empresario que le llevaron a montar una tienda de yogurt e incluso un bar.

Bloomberg cuenta de él que, dentro de la compañía, se le conoce por algunas "proezas de ingeniería", como cuando Musk le pidió que fabricara una pieza que costaba 120.000 dólares con un presupuesto de 5.000. Davis necesitó solo 3.900. Su habilidad le habría permitido convertirse en uno de los ejecutivos más antiguos a las órdenes del multimillonario y que contara con él en 2016 para poner en marcha su nueva y arriesgada aventura empresarial, The Boring Company.

Aunque The New York Post desliza que Davis no tendría experiencia en redes sociales ni tampoco en el trato con anunciantes, si llega a convertirse en el sucesor de Musk las oficinas de Twitter no le resultarán de todo nuevas. Desde que Elon se hizo con la compañía a cambio de 44.000 millones de dólares, ha estado de forma regular en su sede, ejerciendo como uno de los lugartenientes de la transición.

Allí habría hecho gala además de dos de sus peculiaridades como directivo: su alto nivel de entrega y la capacidad para recortar costes más allá de lo esperado.

Del primero habla The Information, que asegura que a finales del año pasado Davis llegó a dormir en un cuarto improvisado en las oficinas de Twitter de San Francisco junto a su pareja y su bebé, nacido poco antes, el 19 de octubre.

Sobre lo segundo, su ojo para recortar gastos, se cuenta también una anécdota que recuerda al ejercicio de "magia presupuestaria" que desplegó en su día en SpaceX: de nuevo según The Information, se encomendó a Davis que recortara cerca de 500 millones de dólares en costes operativos de la red social. Lo hizo. Eso y más. Acabó apañándoselas para reducir el importe mucho más: en mil millones.

Platformer asegura que desempeñó también un papel relevante en uno de los últimos tijeretazos de empleo de Twitter. En febrero habría hecho una ronda de llamadas para plantear a los directivos de la red social una pregunta curiosa: "¿Quién es excepcional en tu equipo? ¿Por quién apostarían tu empleo?" 

Algunos pensaron que aquello estaría relacionado con las primas. Lo cierto es que no mucho después la compañía aplicó un recorte de más de 200 empleados, entre los que se incluían fundadores de empresas adquiridas en su día por Twitter.

Las quinielas ya están hechas. Y en ellas Davis ya sobresale.

Imagen de portada: The Boring Company

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