Estamos acostumbrados a oír cómo experimentos científicos como los realizados en reactores de fusión alcanzan temperaturas tan altas como las de una estrella. Sin embargo ahora sabemos que la temperatura más alta que podemos alcanzar en nuestros hogares supera a la temperatura más baja a la que puede existir una estrella. Gracias al descubrimiento de la estrella más fría conocida hasta la fecha.
WISE J0623. La estrella recién descubierta, WISE J0623, es una enana marrón, un tipo de estrella que existe en la frontera de lo que podríamos considerar una estrella propiamente dicha. En estas estrellas la fusión de los átomos de hidrógeno está limitada por su escasa masa.
Su temperatura, según han calculado los astrónomos, es de “tan solo” 425º C (700 K), lo que la convierte en la estrella más fría detectada hasta la fecha. A pesar de su baja temperatura, el campo magnético de WISE J0623 es muy poderoso, mayor incluso que el de nuestro Sol.
La más fría. Tal y como señalan Kovi Rose y Tara Murphy, dos de los autores del estudio, en un artículo en The Conversation, esta estrella es tan fría que es posible alcanzar temperaturas semejantes en hornos especializados como los empleados para cocinar pizzas.
Si bien un horno doméstico convencional no alcanza los 420º C detectados en esta estrella, existen diversas instancias en las que esta temperatura se alcanza en nuestros hogares. El motivo es que muchas llamas, desde las producidas en las chimeneas, estufas de combustión e incluso la llama de una vela, pueden alcanzar (y superar con creces) estas temperaturas.
Señales de radio. Los astrónomos se han valido para su estudio de una característica relativamente infrecuente en las estrellas: WISE J0623 emite señales de radio. Hasta la fecha los astrónomos tan sólo han sido capaces de detectar ondas de radio de un millar de estrellas de los miles de millones existentes en nuestra galaxia.
Como explican Rose y Murphy, los instrumentos con los que contábamos y el hecho de que luz y ondas de radio estelares se produzcan por procesos distintos están detrás de que hayamos sido capaces de detectar tan sólo una fracción minúscula de este tipo de ondas.
Sin embargo se trata de ondas que nos permiten conocer numerosos detalles, no sólo sobre una estrella, sino también sobre su entorno. Y es gracias a esto que el equipo de investigadores fue capaz de estimar la temperatura a la que se encuentra WISE J0623.
Tres instrumentos, una señal. Gracias a la progresiva mejora en la sensibilidad y cobertura de los nuevos radiotelescopios con los que cuentan los astrónomos, la detección de estrellas con emisiones más débiles comienza a ser posible. El descubrimiento de la señal de radio de WISE J0623 fue posible gracias al Australian SKA Pathfinder, un telescopio cuya gran cobertura le ha permitido examinar el 90% de la bóveda celeste.
Las señales de radio, infrecuentes en estrellas, suelen proceder a menudo de los centros galácticos activos, es decir, de los agujeros negros supermasivos alrededor de los cuales se configuran las galaxias vecinas. Para comprobar la naturaleza de WISE J0623, los astrónomos aprovecharon la polarización circular característica de estrellas y púlsares. Con filtros de polarización consiguieron eliminar señales procedentes de otros orígenes e identificar así el objeto como una estrella o enana marrón.
Tras estas primeras comprobaciones, los investigadores realizaron un seguimiento del objeto a través de otros dos radiotelescopios, el CSIRO’s Australian Telescope Compact Array, y el MeerKAT telescope operated by the South African Radio Astronomy Observatory. Gracias a cuyas observaciones pudieron, entre otras cosas, estimar la temperatura del objeto. Los detalles sobre esta investigación fueron publicados en un artículo en la revista The Astrophysical Journal Letters.
Una frontera difusa. Las enanas marrones se encuentran en la frontera entre los objetos estelares y los gigantes gaseosos como Júpiter. Las enanas marrones suelen tener una masa (aproximada) de entre 10 y 90 veces la de Júpiter, el mayor gigante gaseoso de nuestro sistema solar.
Estos objetos no siempre cuentan con la masa suficiente como para comenzar a desarrollar reacciones de fusión como las que hacen que las estrellas convencionales emitan energía. Cuando lo logran son consideradas estrellas, si bien tampoco alcanzan la capacidad de las estrellas convencionales para fusionar los isótopos más ligeros del hidrógeno, aunque sí deuterio.
Su posición fronteriza entre lo planetario y lo estelar hace estos objetos especialmente interesantes. Tan sólo hace unas semanas otro equipo de astrónomos anunciaba un hallazgo en el otro extremo: la enana marrón más caliente, capaz de superar los 7,700º C (8,000 K), una temperatura superior a la que se da en la superficie de nuestro Sol, posiblemente alcanzada gracias a que esta otra enana orbita muy de cerca a su propia estrella.
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