“¿A dónde van las estrellas después de morir?” Podría ser el comienzo de un cuento, pero fue la pregunta que un grupo de investigadores de la Universidad de Sidney se hizo hace un tiempo. La respuesta es que, muchas de ellas, acaban en el “inframundo galáctico”, un lugar no tan tenebroso como su nombre indica (en el sentido metafórico), pero igualmente interesante.
Necrópolis estelar. Un reciente estudio realizado por un equipo australiano de investigadores, a través de simulaciones, ha encontrado en qué regiones de nuestra galaxia tienden a concentrarse los remanentes de las estrellas que han llegado al final de sus vidas. Uno de los hallazgos más llamativos es que, según el modelo, muchas de estas estrellas habrían acabado fuera de nuestra galaxia, en un entorno que han denominado el “inframundo galáctico”.
Hasta ahora la cuestión de dónde iban las estrellas a morir era una sin respuesta clara. Los cerca de 13.000 millones de años de nuestra galaxia abarcan la vida y muerte de una enorme cantidad de estrellas, muchas más de las que hemos observado a través de los estudios realizados en busca de distintos objetos en nuestra galaxia.
Una muerte violenta. El estudio se centra en dos de los remanentes que las estrellas dejan tras su muerte: estrellas de neutrones y agujeros negros. Para explicar cómo es posible que estrellas pertenecientes a nuestra galaxia acabaran fuera de lo que habitualmente consideramos sus límites conviene recordar cómo es la muerte de estos cuerpos espaciales.
La muerte estelar viene causada por el fin de su “combustible”. Cuando éste no es suficiente para desatar las reacciones de fusión nuclear características de una estrella, las estrellas de cierta masa comienzan a expulsar sus capas externas de gas en una violenta explosión conocida como supernova. Dependiendo también de la masa, los cadáveres resultantes pueden tomar la forma de estrellas de neutrones o de agujeros negros. Estos remanentes no tienen por qué quedarse en el lugar que ocupaba la estrella.
“Las explosiones de supernova son asimétricas, y los remanentes son eyectados a alta velocidad (hasta millones de kilómetros por hora”, explicaba en una nota de prensa David Sweeney, uno de los autores del trabajo. “Un sorprendente 30% de los objetos han sido completamente eyectados de la galaxia.”
El Mapa del cementerio. Los investigadores tuvieron que enfrentarse a dos problemas a la hora de buscar estos restos. El primero es que nuestra galaxia, la Vía Láctea, ha cambiado mucho a lo largo de su vida, que abarca buena parte de la existencia de nuestro universo. El segundo es la aleatoriedad con la que las supernovas pueden expulsar los remanentes estelares.
Para resolver el misterio el equipo creó una simulación por ordenador que tuviera en cuenta estos dos factores (cambios en la estructura de nuestra galaxia y aleatoriedad). Encontraron dos regiones donde estos “cadáveres estelares” podrían concentrarse. El primero es el centro galáctico. Aquí la influencia gravitatoria del agujero negro supermasivo Sagitario A* (Sgr A*) sería la causa.
Un "bulto". No tan intuitiva es la segunda región, una vasta área en los confines inmediatos de nuestra galaxia, un “bulto” en el disco espiral de la Vía Láctea que se extendería hasta tres veces su grosor, dando a nuestra galaxia una forma más elipsoidal que de disco. La distribución no seguiría tampoco los patrones espirales de nuestra galaxia sino que tendría una forma más aleatoria.
Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society. El siguiente paso tendrá que ser el de confirmar los resultados del modelo con observaciones directas. Ahora al menos sabemos dónde buscar.
Una gran desconocida. Nuestra galaxia sigue siendo un misterio. Por una parte porque nuestra perspectiva no es la idónea para observarla. Por otra puesto que mucha de la materia que contiene es invisible. Tan invisible como los agujeros negros, o la materia oscura (en cuyo caso hablar de invisibilidad implicaría quedarse cortos).
Pero incluso los objetos celestes más visibles a nuestros ojos, las estrellas, guardan secretos sobre su vida y su muerte. Aún seguimos buscando y detectando supernovas que nos permitan saber más sobre los últimos momentos de la vida de las estrellas más masivas. Y quizá también nos ayuden a comprender objetos tan extraños como los agujeros negros.
Imagen | NASA
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