Hoy os vamos a explicar cuál es el motivo detrás de que las tarjetas de crédito tengan números y letras en relieve. Un hecho que no tiene nada que ver con el banco o tipo de tarjeta, pero sí esconde una curiosa historia que nos traslada a los años 80, cuando se empezaron a realizar los primeros pagos con tarjeta.
Antes de la invención de los TPVs y datáfonos, también se podía pagar con tarjeta de crédito. Era a "la antigua usanza", con una máquina bastante más ruidosa que las actuales, sin conexión y basada en algo tan sencillo como el relieve de las tarjetas. Estas máquinas no tenían conexión ni a internet ni a la línea telefónica. Y es que de hecho, las primeras tarjetas carecían hasta de banda magnética. ¿Cómo se pagaba entonces? Vamos a verlo y de paso así entenderemos por qué la mayoría de tarjetas siguen teniendo este relieve.
Un reminiscente de los primeros pagos con tarjeta de crédito
El relieve lo encontramos en el número de tarjeta, de entre 16 y 19 dígitos de acuerdo con la norma internacional ISO/IEC 7812 y en el nombre del titular de la tarjeta. Aunque debemos comentar que hoy en día cada vez hay más tarjetas que son completamente planas, debido precisamente a que el actual mecanismo de pago no necesita de este relieve.
A partir de los años noventa empezó a popularizarse el datáfono y con ello los comercios fueron capaces de transferir directamente el dinero de la cuenta de la tarjeta al establecimiento. Pero antes de eso, había que realizar la transacción de manera manual. Y es que las tarjetas no eran otra cosa que un comprobante de los datos de tu cuenta, no tenían una banda magnética que permitiera realizar pagos.
Las primeras tarjetas como medio de pago se remontan a 1951, en Nueva York, pero a España no llegaron hasta 1971. El lema del Banco Bilbao era "comprar sin dinero" y para ello emitió unas 4,4 millones de tarjetas de plástico hasta 1978. Pero como comentamos, estas tarjetas requerían de una validadora manual. Unas máquinas conocidas popularmente como bacaladeras.
Estas bacaladeras lo que hacían eran básicamente ayudar a calcar la imagen de la tarjeta en un papel, para después poder rellenar un formulario con el número de tarjeta. Es decir, el relieve servía para ayudar a calcar el número. La bacaladera disponía de una placa con los datos del establecimiento y se colocaba la tarjeta en el hueco indicado; encima de ella se colocaba el recibo con tres hojas de copia donde se escribía el importe y se hacía girar el mecanismo para que los datos del titular y el número quedasen grabados.
Y es que durante los años 80 no era extraño que algunos comercios directamente cogieran un papel, un carboncillo y calcaran el número sobre el papel. Por esta razón, las tarjetas de hoy en día siguen teniendo en muchas ocasiones un relieve; como antiguo reminiscente del método que se utilizaba entonces para pagar.
¿Cómo se comprobada entonces que las tarjetas no eran robadas? No había un método electrónico, pero sí un Boletín de Tarjetas Anuladas. Como describe 'La Cabeza Llena', en caso de aparecer en el boletín el comerciante debía avisar al centro, donde sería recompensado económicamente.
Hoy en día todavía se utilizan las bacaladeras en algunos países
Parece que las tarjetas de crédito no han cambiado nada en todos estos años, pero ya hemos visto que no ha sido así. Con el tiempo han llegado las tarjetas contactless y el proceso de pagar con tarjeta ha cambiado desde los tiempos de copiar el número, hasta los de introducir el PIN en vez de firmar. Pero no en todos los países han evolucionado los método de pago al mismo tiempo.
Si viajamos a otros países veremos que la forma de pago es distinta. En algunos lugares el PIN todavía no está extendido e incluso en algunos países las bacaladeras se siguen utilizando, aunque sea remotamente. Comercios donde no hay buena conexión o donde siguen apostando por las transacciones a mano.
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