China planea construir una gigantesca planta solar en el espacio gracias a su próximo cohete CZ-9, la respuesta del gobierno chino a la Starship de SpaceX. Un funcionario de alto rango ha descrito el proyecto como "trasladar la presa de las Tres Gargantas" a la órbita geoestacionaria.
El anuncio. "Estamos trabajando en un proyecto tan importante como trasladar la presa de las Tres Gargantas a una órbita geoestacionaria a 36.000 kilómetros sobre la Tierra", anunció Long Lehao, científico de cohetes de la Academia China de Ingeniería (CAE).
Long, que participaba en una conferencia de la Academia China de Ciencias (CAS), lo describió como "un proyecto increíble que esperamos con ilusión", pero que dependerá de la disponibilidad de nuevos cohetes superpesados como el CZ-9, ya que equivale a "instalar un panel solar de 1 km" en el espacio.
Contexto. La presa de las Tres Gargantas, ubicada en el curso medio del río Yangtze, es uno de los proyectos de ingeniería más ambiciosos de la China moderna. Con una capacidad de generación de 112 TWh, ha superado a Itaipú como la central hidroeléctrica que más energía produce en todo el mundo.
En cuanto al CZ-9, es un gigantesco cohete estatal que se encuentra bajo desarrollo en la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China (CASC). Con 30 motores de metano y diseñado para aterrizar, tiene un diseño similar a Starship y la misma monstruosa capacidad: en 2030, podrá colocar 100 toneladas de carga en la órbita baja terrestre.
Un flujo inagotable de energía limpia. La idea de captar energía solar en el espacio mediante paneles solares siempre expuestos a la luz del Sol lleva rumiándose desde los años 80, aunque mucho antes surgieron conceptos como la esfera de Dyson o la escala Kardashev sobre civilizaciones que obtienen toda su energía de su estrella, sin importar la hora o el tiempo que haga en la Tierra.
Además, la densidad energética es mucho mayor en el espacio: aproximadamente diez veces la que se recibe en la superficie de la Tierra. Las centrales solares espaciales recolectarían toda esa energía desde la órbita y la transmitirían a estaciones terrestres mediante microondas.
Por qué no se ha hecho hasta ahora. Por un lado, están los desafíos técnicos y los riesgos de seguridad en la transmisión de energía, pero China ya ha hecho pruebas de la tecnología desde globos aerostáticos y está construyendo una estación receptora en la ciudad Chongqing para seguir investigando.
Por otro lado, está el problema logístico. Hasta ahora, el coste de enviar miles de paneles solares al espacio hacía inviable la rentabilidad de una central solar espacial, pero grandes cohetes reutilizables como Starship o el CZ-9 cambiarán por completo la ecuación, como ha ocurrido con el Falcon 9 de SpaceX y la constelación de satélites Starlink.
Imagen | NASA, CASC
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