Tras más de 16 horas de negociaciones, la Comisión Europea llegó a un acuerdo sobre la nueva Ley de Servicios Digitales (DSA). Una gran regulación del mundo digital que tiene el potencial de cambiar Internet tal y como lo conocemos. Esto son los cambios que deberán implementar compañías como Google, Meta o Twitter y cuáles son algunas de las consecuencias que puede tener su puesta en práctica.
Una ambiciosa y pionera ley para regular el contenido online. La DSA es una legislación que quiere regular prácticamente todos los aspectos que afectan al contenido digital, desde los algoritmos hasta la desinformación, pasando por la publicidad y las tiendas de aplicaciones. El primer borrador se anunció a finales de 2020 y ahora la Comisión Europea ha llegado a un acuerdo, aunque el texto final no se ha publicado. El siguiente paso será el Parlamento y el Consejo Europeo, con el calendario puesto para que entre en efecto aproximadamente para principios de 2024.
Europa se anticipa a Estados Unidos y marca el debate global. "Con la DSA, la época en que las grandes plataformas online se comportaban como si fueran demasiado grandes para preocuparse está llegando a su fin", resumía Thierry Breton, Comisario de Mercado Interior. Esta nueva legislación supondrá un cambio muy importante para las grandes empresas tecnológicas. Y es que en caso de no aplicar los cambios, estarán sujetas a multas de hasta el 6% de su facturación mundial.
Mientras que Europa busca concretar las reglas online, desde Estados Unidos todavía no han hecho ningún movimiento regulatorio. Si bien sí está encima de la mesa el debate de reformar la Section 230, que afecta a los proveedores de servicios de la información y qué se debe permitir publicar en internet.
La entrada en vigor de la DSA podría acelerar que Estados Unidos se plantee algunos cambios, previsiblemente en consonancia. Otro aspecto a considerar es la aplicación por parte de las empresas. La Ley de Servicios Digitales solo afecta en Europa, pero por una cuestión económica estas empresas podrían acabar aplicando los cambios en todo el mundo.
"Lo que es ilegal offline, también será ilegal online". Estos son los cambios que llegan. La DSA prohibirá la publicidad online individualizada basada en aspectos como la religión, la orientación sexual o el origen étnico. Los menores tampoco podrán ser objeto de publicidad dirigida. También se prohibirán los patrones oscuros, esas tácticas de diseño web que intentan engañar a los usuarios para llevarlos a activar determinadas acciones. Para cancelar la suscripción de un servicio, deberá ser tan sencillo como darse de alta.
La DSA no concreta el contenido que será ilegal, eso queda en manos de los distintos países. Pero sí concreta que las plataformas deberán explicar por qué se ha retirado un contenido y proporcionar herramientas a los usuarios para reclamar por un contenido borrado.
En el caso de las tiendas online, estas deberán rastrear a los usuarios que venden servicios y productos ilegales. Mientras que las grandes plataformas estarán también obligadas a realizar informes y proporcionarlos a investigadores y auditorías para "analizar cómo evolucionan los riesgos online". Es decir, poder estudiar si crecen los discursos de odio o si se está logrando combatir determinada desinformación.
Los algoritmos serán públicos y tendremos la opción de elegir un sistema no basado en nuestros intereses. Entre las medidas de transparencia se establece que las grandes plataformas, aquellas con más de 45 millones de usuarios mensuales en la Unión Europea, deberán compartir sus algoritmos de recomendación de contenido y de productos. Esto por ejemplo repercutirá en plataformas como Youtube o Netflix, que deberán explicar qué criterios siguen para mostrar su contenido.
Además de esto, los usuarios también deberán poder utilizar un sistema no basado en perfiles. Es decir, un feed que no esté directamente ligado a nuestros intereses. Un feed cronológico, por ejemplo. Instagram ha vuelto a ofrecerlo. Twitter se encuentra en pleno debate sobre su algoritmo. En el caso de TikTok, habría que ver cómo se implementa un feed no basado en nuestro perfil.
Mayor responsabilidad también es mayor poder de censura. Europa quiere que las grandes plataformas se hagan responsable del contenido que se publica en ellas, luchando contra la desinformación y los discursos de odio. La DSA establece toda una serie de normas en esa dirección, pero al tiempo que se está pidiendo que estas empresas actúen más rápido, también se les está otorgando un mayor poder para hacerlo.
"En la práctica, es dar carta blanca a las redes sociales para que censuren lo que consideren dañino, aunque no sea ilegal. Incluido lo que consideren desinformación", apunta Borja Adsuara, doctor en Derecho y experto en comunicación digital.
Un peligroso añadido de última hora: "Medidas especiales en tiempos de crisis". La Comisión Europea ha decidido incorporar un apartado que no estaba en la propuesta inicial de hace un año. En pleno contexto por la guerra de Ucrania, la DSA añade un nuevo mecanismo de respuesta en tiempos de crisis.
1/4 🚨Times of crisis must NOT be an excuse for undermining human rights!
— EDRi (@edri) April 12, 2022
In the closed-door #DigitalServicesAct negotiations, the @EU_Commission proposed a “crisis response mechanism” that would give itself the powers to unilaterally declare an EU-wide state of emergency. pic.twitter.com/HFd19pZ27F
"Cuando ocurre una crisis, como una amenaza a la salud o la seguridad pública, la Comisión puede requerir a las grandes plataformas limitar cualquier amenaza urgente". Es decir, un apartado que amplía enormemente el poder de censura para luchar contra la desinformación, amparándose en situaciones de emergencia.
La DSA limita esta situación a un tiempo de 3 meses, pero es suficiente preocupante como para que 38 organizaciones de la Sociedad Civil se hayan unido en un manifiesto para alertar sobre su posible abuso.
Imagen | Outreach Pete
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