Se acabó. No habrá más Spiderman en el Universo Cinematográfico de Marvel. Disney y Sony, propietaria de la franquicia, han roto las negociaciones para repartirse los beneficios de las películas. El desencuentro provocará, con toda seguridad, la retirada de Kevin Feige, presidente de Marvel y productor ejecutivo de los últimos y muy exitosos títulos de Spiderman, y quizá la no renovación de Jon Watts, director, y Tom Holland, actor protagonista laudado por crítica y público. Más importante aún: Spiderman dejará de relacionarse con el elenco de personajes de Marvel. Su superhéroe más carismático.
La noticia ha causado una conmoción. Y la guerra sucia en redes sociales.
Quién gana qué. Es una cuestión de dinero. Pese a que Sony posee en exclusiva los derechos de explotación del superhéroe, Marvel, mediante Kevin Feige, ha colaborado en la producción y el diseño de sus últimas películas. El trato era sencillo: Disney se llevaba el 5% de los beneficios de sus títulos a cambio de introducir a Spiderman en el UCM. La colaboración fue un éxito: los dos últimos títulos de Avengers, en los que participa el superhéroe, se cuentan entre las películas más taquilleras de la historia; las dos producciones más recientes de Spiderman, Homecoming y Far From Home, han sido los éxitos de taquilla más sonados de Sony.
La disputa. Spiderman se ha convertido en la gallina de los huevos de oro, y gran parte de la responsabilidad recae sobre Feige, bajo cuya dirección se incorporaron al proyecto Jon Watts y Tom Holland. Consciente de ello, Disney, según Deadline, ha optado por un órdago mayor: quiere el 50% de los ingresos generados por cada título del superhéroe. Una exigencia difícilmente asumible para Sony. Spiderman es su mayor y más rentable franquicia. ¿La colaboración de Feige vale tanto como para entregar semejante porción del pastel? La respuesta es no.
Sony ha tratado de maquillar el desencuentro aludiendo a la ausencia de tiempo en la agenda de Feige para seguir involucrado en Spiderman.
La guerra. A partir de aquí, al campo de batalla. Disney no ha emitido comunicado oficial alguno, pero ha optado por la guerra sucia en las redes sociales. Desde ayer, son numerosas las cuentas bots con miles y miles de retuits que han replicado el mismo mensaje, culpando a Sony de extraer a Spiderman, uno de los personajes más adorados por los espectadores, del UCM, la franquicia más exitosa de la historia de la industria cinematográfica. En cuestión de horas el relato público se había moldeado al gusto de Disney: Sony tenía la culpa.
Tan es así que surgieron diversas campañas para hacer reflexionar a Sony, entre ellas una petición de Change.org, firmada a esta hora por más de 68.000 personas, para que la compañía se desdiga y se pliegue a las peticiones de Disney. En caso contrario se advierte: "Boicotearemos a Sony hasta que este asunto se resuelva como es debido". Es decir, dando la razón a Disney.
La hegemonía. Se trata de la enésima partida de ajedrez planteada por Disney para hacerse con la práctica totalidad de la industria del entretenimiento. Sony alude a la adquisición de Fox (y de franquicias tan importantes como X-Men) para justificar la retirada de Feige de la producción de Spiderman. Es sólo una pieza del tablero: Disney se ha convertido en un emporio sin igual, y sus propiedades llegan allá donde alcanza la vista (el merchandising de Spiderman, por ejemplo, es suyo, no de Sony). Su posición negociadora es mucho más sencilla que la de su rival. Tiene muchos conejos en la chistera.
El problema. Sony no tanto. Spiderman es su título más exitoso, por encima de las últimas producciones de James Bond. La asociación con Feige y el arrastre de las dos películas más recientes de Avengers, donde Spiderman tiene un rol capital, han permitido que el personaje interpretado por Tom Holland encadene un éxito de taquilla tras otro. Sony se arriesga ahora a que la racha, sin Marvel de por medio, se rompa. A su favor tiene varios argumentos: Venom ha recaudado más de $800 millones en todo el mundo, y otros proyectos relacionados con el extenso elenco de personajes que rotan en torno a Spiderman tienen buenas perspectivas.
Poder infinito. Al modo de un Thanos obsesionado con la infinidad de su poder, Disney ha apostado por el todo. Veremos qué suerte tiene Spiderman ahora. La compañía ha completado así el círculo: si no puede poseer Spiderman, necesita explotar sus beneficios al máximo; y si tampoco es posible, es preferible dejar que se estrelle (y recoger sus restos en el futuro). Por su parte, Sony ha culminado una larguísima estrategia de amenazas y presiones a Marvel, en la que siempre ha tratado de extraer lo máximo de ese torrente infinito de dinero llamado UCM.
Entre unos y otros, Spiderman seguirá ahora su propio camino. Para cólera de millones de fans.