Más de 15.000 policías movilizados. Varias vías de acceso a París incomunicadas. Ocho autopistas bloqueadas. Parece una guerra, aunque no lo es. Se trata de una de las protestas agrícolas más contundentes que ha vivido Francia en los últimos años. Los agricultores franceses se han propuesto sitiar París y bloquear el tránsito de los transportistas españoles en protesta contra la UE y otros países por lo que ellos denominan una "competencia desleal". Su objetivo hoy: un "lunes negro".
La movilización. Se originó la semana pasada, en protesta por las nuevas políticas medioambientales, tributarias y sociales tanto del Gobierno francés como de la Unión Europea. Conforme han ido pasando los días, se han ido incrementando hasta el punto que los sindicatos agrarios franceses han anunciado bloqueos intensificados en las principales carreteras esta semana de manera “indefinida”.
No sólo buscan bloquear los accesos a la capital francesa sino también impedir la entrada en su territorio de los 21.000 transportistas españoles que a diario cruzan la frontera a través Irún y La Junquera (Girona).
El motivo. Muchos de los manifestantes y sindicatos en pie de guerra critican la entrada de productos agrícolas llegados especialmente de España, considerando que representan una competencia desleal por su bajo precio mientras tienen estándares medioambientales "peores" que los suyos. El Gobierno de Macron les da la razón: "Vamos a seguir avanzando para luchar contra la competencia desleal. A nuestros agricultores se les imponen reglas que a otros países no", señalaba el primer ministro recientemente designado, Gabriel Attal.
Denuncian que el país tiene que importar una gran cantidad de frutas y verduras (al menos el 40%) de otros países como España e Italia por las reglas medioambientales que se les imponen, que en su opinión perjudican a la producción local francesa. El Ejecutivo asegura que uno de sus objetivos es proponer en los próximos días a los socios de la UE "más medidas" para blindar la soberanía alimentaria francesa. Pero el caos en la industria ya se ha desatado.
Los bloqueos. Las consecuencias directas han sido que al menos ocho autopistas que suministran la capital (A1, A4, A5, A6, A10, A13, A15 y A16) están registrando cortes y bloqueos ocasionados la Federación Nacional de Sindicatos de Explotadores Agrícolas (FNSEA) y de Jóvenes Agricultores (JJAA) de la región parisina. Y lo que es peor: el mercado internacional mayorista de Rungis (en las afueras de París), considerado el mayor de productos frescos en el mundo, también está cortado.
"Pido calma y determinación en una semana en la que enfrentaremos todo tipo de peligros", señaló el responsable de la FNSEA, Arnaud Rousseau, quien asegura que su meta "no es ni la violencia ni la provocación" sino presionar al Gobierno para que mejore las condiciones de los agricultores.
La denuncia de los transportistas españoles. Esto afecta especialmente a la Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España (Fenadismer), quienes calculan hasta 189 puntos de obstaculización en su entrada al país galo. La organización española denuncia que en estos bloqueos han participado un total de 17.500 agricultores y 8.500 tractores bloqueando las vías o llevando a cabo "operaciones caracol" con marchas lentas de tractores para impedir su paso.
Un paso inevitable. El problema es que la flota española está obligada irremediablemente a pasar por esos accesos. Hay que tener en cuenta que hasta un 40% de los transportistas españoles se dedican al transporte internacional (englobando a 26.000 empresas y más de 130.000 camiones), y de esta fuerza el 90% tiene que transitar sí o sí por territorio francés para llegar a cualquier punto europeo. Hasta 11.000 camiones cruzan diariamente por la frontera española de la Junquera y en torno a 10.000 por la de Irún en dirección a Europa. Según Fenadismer, los bloqueos le están costando a España más de 10 millones de euros diarios.
Imagen: GTRES (Stevens Tomas)
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