Michael ‘Air’ Jordan es una leyenda indiscutible de la NBA con seis anillos de campeón con los Chicago Bulls entre 1991 y 1998, y medalla de oro en los JJOO de Barcelona 92 y Los Ángeles 84. Sin embargo, uno de los hitos que más ha tardado en lograr ha sido vender su lujosa mansión a las afueras de Chicago.
En 1995, Michael Jordan construyó su mansión de Highland Park y no escatimó en detalles para decorarla, personalizándola hasta el extremo con el número 23 que le identificaba en las filas de los Bulls. Precisamente, ese exceso de personalización ha podido ser la causa por la que el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos ha tardado 12 años en vender su casa.
El acuerdo se ha cerrado con un comprador que ha preferido permanecer en el anonimato, pero más le vale ser un admirador del astro deportivo, porque su casa va a estar llena de referencias a su figura.
Una mansión enorme, como Jordan
La imponente mansión se encuentra construida en el centro de una parcela tres hectáreas a la que se accede atravesando una verja con un enorme número 23, para que no queda duda que se está entrando en los dominios de Jordan. "Es claramente su hogar. Hay hacer mucho trabajo para hacerla tuya", declaraba a Business Insider Bruce Bowers, de la inmobiliaria Bowers Realty Group.
La construcción cuenta con 5.202 metros cuadrados distribuidos entre nueve dormitorios, 19 cuartos de baño, biblioteca, varios salones personalizados al gusto (y tamaño) del exjugador, incluyendo un salón para fumadores donde el ex deportista saboreaba sus apreciados cigarros Partagas Lusitanias.
Además, la mansión cuenta con una gran piscina redonda de borde infinito con una isla de césped en el centro a la que se accede desde una pasarela. Tampoco falta un gimnasio completo, pista de tenis, un campo de golf con banderines con el logo de Michael ‘Air’ Jordan y un parking con capacidad para 15 coches.
Como no podía ser de otro modo, la mansión cuenta con su propia cancha cubierta de baloncesto en la tampoco faltan los logotipos y el nombre de la estrella de la NBA.
La finca también incluye una segunda vivienda para invitados separada de la casa principal. Esta construcción cuenta con tres dormitorios, cocina y salón.
12 años para venderla y ni rebajando lo lograba
Michael Jordan, con una fortuna estimada en unos 3.000 millones de dólares según Forbes, puso la mansión a la venta en 2012 por un precio de salida de 29 millones de dólares.
Obviamente, por ese precio, su potencial comprador tenía que cumplir con dos requisitos: ser lo suficientemente rico como para asumir la compra de una mansión por ese importe (y su posterior mantenimiento), y ser un fan empedernido de Michael Jordan porque iba a tener que vivir rodeado de referencias al jugador.
Tras más de una década de infructuosos intentos de venta, su propietario rebajó su precio casi un 50%, algo que, sin duda, atenuó la importancia del segundo requisito para encontrar un comprador. Al menos con el dinero que se ahorraba podría eliminar las referencias al número 23 de los Bulls presente en toda la mansión.
Según el New York Times, la agente inmobiliaria Katherine Malkin encargada de la venta habría cerrado la operación con un comprador que ha preferido permanecer en el anonimato. El precio exacto de venta ha sido de 14.855.000 dólares.
Es probable que te hayas preguntado por qué esta cifra tan poco “redonda” cuando hablamos de una cantidad de dinero tan grande, cuando las partes podían haber cerrado por una cifra más redonda. 14,9 millones, por ejemplo.
La elección de ese precio no ha sido fruto del azar ni de un regateo inmobiliario. Los dígitos de esa cifra suman 23, el número que ha acompañado a Jordan durante toda su carrera profesional. ¡Hay que ver, Michael, hasta en el precio!
Ver 1 comentarios