Si algo define a la generación conocida como Z (o centennial) es su cariz digital. Nacieron con un smartphone y una tablet bajo el brazo y no conocen vías de comunicación tan rudimentarias como llamar al teléfono fijo de casa o aquello de hacer una perdida al móvil a modo de saludo. Además, y a diferencia de los millenials (nota del redactor: dejad de confundirlos), no tuvieron que abrazar a las redes sociales, sino que han formado parte de su vida desde el inicio. Así, como un telón de fondo que envuelve sus vidas y casi como un profesor de enseñanza más, Google: el lugar junto a YouTube (los nacidos entre 1994 y 2009 tienden a buscar directamente en el site de vídeos) donde preguntar todas sus dudas, incluyendo las relacionadas con la sexualidad.
Pero como yo no tengo quince años y mi educación sexual me la dio Lorena Berdún cuando escuchaba el mítico ‘En tu casa o en la mía’ de Los 40 principales, he decidido acceder a Google con el modo incógnito para saber qué me va a responder su inteligencia artificial cuando le pregunte cosas como: “¿Qué es un bukkake?”, “¿Cuánto hay que durar en la cama?” o “Todos mis amigos han perdido la virginidad menos yo, ¿qué debo hacer?”.
“¿Me puedo quedar embarazada con una felación?”
Si sigues series como ‘Élite’, en la que sus protagonistas parecen vivir solos en mansiones, hacen tríos y tienen parafilias a pesar de tener dieciséis años, pensarás que los adolescentes de hoy en día más que preguntar sobre sexo deberían dar charlas como expertos. Si por el contrario disfrutas de ‘Sex education’, otra producción Netflix con un enfoque más costumbrista, comprobarás que van tan salidos como desinformados. Es decir, lo normal cuando tienes edad para considerar a uno de tus chándals como el más elegante.
Trasladando la primera de una serie de típicas preguntas sobre sexo que hemos realizado a Google, hemos querido comprobar si el site destaca alguna búsqueda siguiendo los parámetros que recoge en su Centro de asistencia: "Los fragmentos destacados se muestran cuando nuestros sistemas determinan que este formato ayudará a los usuarios a encontrar más fácilmente lo que buscan, al poder leer la descripción de la página y hacer clic en el enlace para acceder a ella. Son especialmente útiles para los usuarios de dispositivos móviles o aquellos que hacen búsquedas por voz".
Según indican en sus condiciones, "los sistemas automatizados examinan los resultados y determinan si resultaría útil destacar alguno". Y en el caso de esta pregunta sobre felaciones y embarazos, han tenido a bien aupar una respuesta canónica y correcta.
"No puedes quedar embarazada si tienes sexo oral. Para que suceda un embarazo, el semen tiene que estar en la vagina, la cual está cerca del útero. La boca no está conectada con la vagina, así que no hay ninguna manera de que los espermatozoides alcancen un óvulo. Entonces no, tragar semen no conduce a un embarazo".
Sin salirnos de la primera página (y así lo haremos con el resto de búsquedas), en general las primeras entradas responden a vestigios del antiguo Internet (foros), noticias de medios digitales o blogs. Información casi siempre correcta en la página 1 pero que puede llegar salpimentada de historias como la siguiente:
“Antes de ser apuñalada dos veces en el abdomen, la chica había mantenido sexo oral con su novio e ingerido los fluidos seminales, pero hacía horas que no ingería alimentos, por lo que su estómago estaba vacío de comida y ácidos. Una de las heridas perforó el estómago permitiendo que los fluidos de su novio salieran de su sistema gastrointestinal y llegaran a sus órganos reproductivos internos. En ese momento estaba ovulando y así se produjo la concepción”.
“¿Qué es petting?”
La práctica sexual conocida como petting, una de las puertas de entrada a la sexualidad por parte de los más jóvenes, arroja como primeros resultados una traducción relevante (en la parte superior derecha) por parte de Google (y bautizada acertadamente como "magreo") y vídeos destacados como primeras opciones de click.
A partir de ahí, el site posiciona una serie de entradas publicadas por medios de comunicación afines al clickbait juguetón. Eso sí, gracias a ello ya conocemos los tres tipos de grado que maneja el petting.
“Grado III: en este caso las caricias sexuales se realizan por debajo de la ropa. El abanico es muy amplio, de forma que ambas partes pueden desde meterse la mano por debajo de la ropa hasta realizarse caricias en los genitales estando totalmente desnudos. El Grado III también engloba el sexo oral y la masturbación. A la hora de practicar sexo oral, es importante tomar las medidas de precaución necesarias para evitar enfermedades de transmisión sexual”.
"¿Cómo sé si he tenido un orgasmo?"
Si nos ceñimos solo al género femenino, una de las primeras preguntas que se va a realizar una adolescente tendrá relación con la llegada (o no) al clímax. Si obviamos el hecho de que quizás vaya a ser una situación/problema que pueda perdurar durante toda su vida, en el caso de una chica de 15 ó 16 años la quietud se multiplica por inexperiencia. Llegados a este punto, buscamos a través de Google para conocer cuáles son las principales entradas. Lo que primero llama la atención, por omisión, es la ausencia de respuesta destacada. Y segundo, si emergen en la primera página varios vídeos de YouTube.
Algo más abajo pero aún en la primera página de búsquedas, capta nuestra atención cómo el canal Sex Place TV aborda el tema en primera persona a través de su youtuber con mensajes directos: “Tenemos que aprender a decir para, no lo estás haciendo bien. Si no lo hacemos, lo único que vamos a hacer es crear una estirpe de machitos que piensan que lo están haciendo bien”.
"¿Cuánto tiempo tengo que durar follando?"
Una pregunta recurrente y que a veces no entiende de edad y que es una especie de Trending Topic diario en el cerebro de un adolescente. Si emparentamos el discurso de la youtuber anterior con esta pregunta, lo que vamos a encontrar es a un grupo de quinceañeros presumiendo entre ellos (y por qué no decirlo, fantasmeando) sobre si han durado dos horas o toda la primera temporada de ‘Narcos’ mientras lo hacían. Una retroalimentación que a los más tímidos e inseguros les va a costar más de una búsqueda en Google.
Y lo que encontramos es una retahíla inmensa de medios generalistas abordando el tema en artículos publicados recientemente. Y entre las primeras búsquedas nos encontramos un texto de Vice, una de las páginas online más representativas entre el público millennial que ya se está adaptando al cambio generacional para satisfacer también los intereses de los Z. Un click apetecible para un adolescente que se esté preguntando eso, no solo por el hecho de ser Vice, sino porque lo abordan desde un enfoque que va a entusiasmar al quinceañero: el porno. Actores de la industria descubriendo sus técnicas para ralentizar el orgasmo y adolescentes confundidos tomando notas sobre ello.
“¿La tengo pequeña? ¿Cuánto debería medirme?”
Otra de las inseguridades más extendidas entre los más jóvenes a la hora de comenzar con las prácticas sexuales es el tema del tamaño. De nuevo, nos encontramos con un grupo más o menos numeroso de púberes hablando de sus experiencias más o menos distorsionadas y con ganas de parecerse a Nacho Vidal.
Google actúa y nos ofrece varias entradas en medios potentes, la enésima aparición de Vice y algunas páginas relacionadas con la salud. Y en todas ellas, la medida estándar que lleva martirizando (o no) a millones de varones: más de 14 centímetros.
“Mi novio quiere que tengamos sexo pero yo aún no me siento preparada, ¿qué debo hacer?”
Los adolescentes de hoy en día se encuentran en una tesitura especial de la que no pueden escapar: por un lado, pertenecen a la primera generación digital, aquella que tiene a tiro de click un mundo de vídeos pornográficos donde la cosificación de la mujer está a la orden del día. Y por otro lado, es la generación que a una edad más temprana ha sido informada sobre el feminismo y antes ha podido abrazarlo.
Justo donde confluyen los dos puntos conceptualizados en el párrafo superior encontramos a menores de edad a punto de mantener sus primeras relaciones sexuales. Un acto carnal pero que estará influido por la educación, los valores, las opiniones, la familia o las amistades. Convertido en una escena cotidiana, observaremos a un chico de 16 años alimentado por las voces machitas de sus colegas y a una chica de la misma edad que no se siente preparada y, por el contrario, agobiada o presionada. Esa es la adolescente que buscará en Google la gran pregunta. Afortunadamente, los resultados que nos arroja el buscador tienden a entradas relacionadas con la psicología nada amarallistas y sí ofreciendo una serie de consejos.
¿Y qué opinan los profesionales sobre esta especie de "educación" que imparte Google?
Si vamos omitiendo el número de palabras en Google para acabar limitándolas al concepto sexo, lo que un adolescente va a encontrar es porno. Pornhub, Youporn, Xvideos y decenas de páginas con vídeos explícitos sobre todo tipo de prácticas. Tras nuestro ejercicio de búsqueda utilizando algunas de las preguntas más recurrentes, nos ponemos en contacto con varios expertos en el tema: psicólogos especializados en terapia sexual de diferentes generaciones y años de experiencia que confirmen si estas son las preguntas que ellos reciben. Pero como ocurre con el propio sexo y sus expectativas, al final lo que sucedió fue la creación de un debate en diferido sobre el estado de la educación sexual entre los más jóvenes.
Entre los expertos consultados se encuentra María Esclapez (psicóloga, sexóloga clínica especializada en sexualidad positiva, terapeuta de parejas y creadora de Diario de una sexóloga). Preguntada por la influencia de internet en la educación sexual actual y, sobre todo, por su influencia, la autora del libro ‘Inteligencia Sexual’ lo tiene claro:
“La poca educación sexual que tienen los adolescentes es a través de internet. Y mi trabajo consiste precisamente en que no recurran a ello. Pero es muy difícil. Si tú has estado toda la vida bajo una educación sexual nula basada en el tabú, vas a ir a investigar sobre aquello que tan poco te han hablado. Y para ello recurres a San Google. Y para un adolescente esto va a servir para crear un modelo de sexualidad estereotipada”.
Tabú es una palabra que repite Lidia G. Asensi, psicóloga sanitaria en el centro Cepsim y terapeuta EMDR. La premisa generalizada implantada por los adultos, converge en una especie de vergüenza juvenil que alimenta miedos y traumas aún sin haber comenzado siquiera a tener relaciones sexuales: “El motivo se debe a que les genera un gran sentimiento de vergüenza convirtiéndose en un tema tabú para tratar con los adultos. Que no tengan conocimiento previo o que no tengan un adulto de referencia con quién tratar todas las dudas que puedan surgir, pueden generar consecuencias negativas con respecto a la idea y concepto que los jóvenes pueden formar en relación al sexo”.
Lidia Asensi comparte la opinión de que al final es Google quien suple la figura del mentor. Un lugar de conocimiento al que deberíamos considerar como complementario pero que parece convertirse en el único: “Esta búsqueda en la red puede resultar un tanto “peligrosa” debido a que en internet mucha de la información que nos encontramos no es real o ayuda a confirmar aún más las expectativas y mitos de los jóvenes”.
Con 37 años de experiencia en el campo de la psicología y antes de pasarse al ámbito privado, Joan Vílchez Cambronero estuvo trabajando en el Hospital Peset de Valencia y daba charlas en institutos. Hablamos de los años 1985 a 1992, lo que nos transporta directamente a otra generación cuyas primeras pulsiones sexuales iban al ritmo de las páginas de ciertas revistas eróticas y aún una mayor ignorancia educacional. Este amplio espectro de años le han convertido en testigo de excepción de ciertos cambios cuyo telón de fondo ha sido la aparición de internet y su carácter omnipresente.
Uno de esos cambios tiene que ver con la inseguridad. Según nos relata Joan Vílchez la inseguridad parece estar más extendida entre los chicos que con las chicas: “Los chicos están cada vez más preocupados por el tema de la erección. Cuando están con una chica que les gusta y desean, notan que se bloquean. Tienen miedo de quedar mal, suele ser alguien de su propio grupo de amigos y acaban evitando el sexo”.
Vílchez lo achaca a “la pronta y fácil exposición al porno que consumen a través de internet” y que abarca el otro gran punto de autoestima entre los varones y que más preguntan tanto en Google como en las charlas y terapias que ofrecen los profesionales: “Los jóvenes están más preocupados por el tamaño de su miembro que de la propia relación y del acto. Falta comunicación y tiempo entre las parejas que hace que no disfruten del proceso”.
Pasqual Canet Martínez trabajó con jóvenes de 14 a 16 años y además lo hizo con miembros de la generación Z. Una vez más, apela a que la introducción que tienen estos adolescentes con el sexo ocurre a través de la pornografía. Unas expectativas y conocimientos que no van a resultar reales una vez se conviertan en tangibles: “No es que sea bueno o malo, es que ni lo seleccionan ni lo saben contextualizar. Y peor, a veces es lo único porque la educación sexual no está estandarizada”.
“A los jóvenes de estas edades les interesa el morbo. Al no saber seleccionar aprenden como normal lo que ven. Carecen de una capacidad crítica que sí establecen cuando ven, por ejemplo, una peli del oeste y sabrían que es ficción. Otro problema grande es que en el porno no se usan preservativos y es una imagen con la que se quedan. Y otra cuestión al respecto es que suele estar dirigido a un hombre de mediana edad en la que la mujer siempre está cosificada”.
Por último, y saliéndonos del porno e internet para transladarnos a lo offline, los métodos anticonceptivos y los embarazados no deseados son dos puntos de encuentro recurrentes entre las consultas que reciben los psicólogos. Ya sea en terapias como en charlas o consultas de índole más anónimo, como las que recibe María Esclapez, las prácticas sexuales no seguras están a la orden del día:
"Son conscientes de que no han puesto medidas y me ha ocurrido muchas veces correos donde el asunto es Urgente. Y la urgencia era que habían tenido relaciones sin protección y ahora se encontraban con la duda o directamente se sentían perdidos. Los adolescentes son impulsivos y si lo unes al consumo de alcohol o drogas, esto se aumenta. Tenemos que trabajar con ello pero no a través del miedo”.
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