El salto al coche eléctrico es, para muchos, el único camino. Y también hay quien sostiene que esta tecnología no conseguirá imponerse, pese a que la Unión Europea ya ha aprobado la prohibición de vender vehículos con motores de combustión y a que la futura normativa Euro 7 pondrá contra las cuerdas a los propulsores que no estén altamente electrificados.
Por el camino, hemos leído que la Unión Europea los mantendrá para los combustibles sintéticos, aunque éstos tendrán que cumplir unos requisitos que, hoy por hoy, se antojan complicados. Y junto a esta propuesta, que apoyan en Alemania o Italia, llegan algunas otras.
Por ejemplo, el uso de hidrógeno. Éste ha despertado el interés de Hyundai, pero también de Stellantis, quien nos mostró sus propias furgonetas de pila de combustible. De momento, es caro de repostar y, sobre todo, de transportar, lo que está complicando su expansión. Pero hay otra vía. Un camino en el que el motor de combustión y el hidrógeno se dan la mano. Que este camino acabe en la casa de la abuelita o en la cueva del lobo, es algo que sólo el tiempo dirá.
Parte de una estrategia
Toyota, que ya está inmersa en el vehículo de hidrógeno con su Toyota Mirai, también está explorando nuevas vías para su uso. En junio supimos que, además, se les uniría Yamaha en la búsqueda de un motor V8 de combustión que pueda ser movido por hidrógeno.
Desde hace años, Toyota es una de las firmas que más rendimiento ha sacado a la electrificación. Su Toyota Prius es el mejor ejemplo. Una estrategia que fue fuertemente rechazada por los aficionados más acérrimos a los deportivos, quienes tacharon en reiteradas ocasiones a la firma japonesa de "construir lavadoras" o "fabricar electrodomésticos con ruedas".
En los últimos años, Toyota ha querido cambiar su imagen. El lanzamiento de sus Toyota GT 86, el actual Toyota GR 86, la reinvención del Toyota GR Supra o un Toyota GR Yaris recién aterrizado desde el Campeonato del Mundo de Rallies. Y sus avances en los motores de combustión movidos por hidrógeno, no son casuales.
Yamaha, que ya lleva un lustro explorando esta vía, y Toyota están buscando la viabilidad de un poderoso V8 de 5.0 litros y 450 CV que suena a tiempos pasados. Y no sólo metafóricamente, uno de los grandes alicientes que se utiliza para defender la evolución de estos motores es, precísamente, ese: su sonido.
"Todos los que venían a probar el prototipo comenzaban algo escépticos, pero al final salían con una gran sonrisa en la cara. Mientras observaba esto, comencé a creer que en realidad existe un enorme potencial en las características únicas de los motores de hidrógeno", recogía mi compañero Carlos Prego de las palabras de Takeshi Yamada, parte del equipo del Centro de Investigación y Desarrollo Técnico de la firma japonesa.
Muchas dudas que despejar
La motivación interna que tienen en Toyota, ahora la tienen que seguir alimentando con nuevos resultados. Y aunque el proyecto está dando sus primeros pasos, se antoja difícil que podamos ver este motor de combustión movido por hidrógeno como algo más que un propulsor pensado por y para los mayores amantes de la conducción deportiva y sus sensaciones.
En sus pruebas, Toyota ha llegado a poner a Aikido Toyoda, su CEO, a pilotar uno de los Toyota Corolla de competición con los que están probando estos propulsores. Las 24 Horas de Fuji fueron el escenario ideal para poner a prueba esta nueva línea de desarrollo.
Y los resultados no parece que fueran del todo buenos. En estos coches se utiliza hidrógeno líquido para alimentar los cilindros pero a pesar de llevar 180 litros encima, el Corolla tenía que parar a repostar cada 10 vueltas, más o menos. O, lo que es lo mismo, cada 40 o 45 kilómetros. De hecho, durante la carrera llegó a estar parado, sólo repostando, cuatro horas enteras. En total, necesitaron 35 repostajes para completar toda la carrera.
Los motores de combustión movidos por hidrógeno líquido suenan como los propulsores que gustan a los amantes de los deportivos, ayudan a mantener vivos algunas obras maestras de la mecánica. Pero, lamentablemente, son altamente ineficientes.
Guille García Alfonsín, ingeniero y experto en automoción, explica en un hilo de Twitter que para llevar el hidrógeno a estado líquido ya hay que hacer un enorme gasto energético y que, además, este tipo de propulsores son unas cuatro veces menos eficientes que uno de pila de combustible.
La eficiencia de una pila de combustible a hidrógeno en un vehículo actual con tecnología actual ronda el 50%-60%.
— Guille G. Alfonsín (@GuilleAlfonsin) October 24, 2021
Quemar el mismo hidrógeno en un motor de combustión interna tiene una eficiencia inferior al 35%.
Lo tienen complicado... al menos en Europa
Además de su eficiencia, los motores de combustión movidos por hidrógeno tienen otro problema: siguen expulsando emisiones contaminantes. Es decir, se enfrentan al mismo problema que los motores movidos por combustibles sintéticos.
Con su funcionamiento, este tipo de propulsores siguen emitiendo NOx y no están exentos de que parte del aceite utilizado en la lubricación se filtre en la cámara de combustión, generando CO y PMx (partículas en suspensión). Las partículas finas (PMx 2.5) preocupan sobre todo a la Unión Europea, que busca soluciones hasta para regular las desprendidas en las frenadas.
Toyota, por su parte, dice querer ser neutra en carbono en el año 2050, por lo que o estos motores avanzan mucho o, por el contrario, no parece que tengan cabida en su línea de negocio. En Europa, desde luego, las decisiones que se han ido tomando han ido arrinconando a cualquier tecnología que no sea el vehículo eléctrico y, aunque posibles, ver un motor de combustión vendido en un coche nuevo más allá de 2035 se antoja harto complicado.
Eso sí, no hay que olvidar que, en Europa, ni empieza ni acaba la industria del automóvil. De hecho, hasta comisarios europeos han animado a las firmas europeas a seguir desarrollando motores de combustión... para mercados del exterior. Queda por ver cómo el resto de mercados se van posicionando aunque China ha encontrado una mina que explotar con el vehículo eléctrico.
En Japón, la apuesta por el hidrógeno es decidida, pero cabe preguntarse si, la pila de combustible, mucho más eficiente que estos motores de combustión y con la expulsión de vapor de agua por los tubos de escape, no lo tiene todo para imponerse a esta nueva vía abierta por Toyota. Desde la misma Honda, por ejemplo, ven errada la estrategia.
El éxito o no de estos motores de combustión movidos por hidrógeno, tendrá que decirlo el tiempo pero, una vez más, parece que su uso, de darse, quedará relegado a supuestos concretos y anecdóticos.
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