¿Y si el mundo del cómic estuviese creciendo? ¿Y si el manga viviese un inesperado auge? No así en Japón, pero en el resto del mundo las cosas son diferentes: cada vez interesa más. Un buen momento para propuestas como Planeta Manga. No sabremos si se tuvieron en cuenta estas cifras o simplemente hicieron caso a sus emociones y al ADN bajo el cual nació Planeta Cómic, pero el feedback de Planeta Manga no puede ser más positivo.
Bajo la dirección de David Hernando, Planeta Manga comenzó de manera humilde con una idea muy clara: ser un equivalente a esas revistas japonesas que dieron pie a grandes sagas y sirvieron de cantera para maestros como Sorachi, Eiichiro Oda, Ishida o Masamune Shirow.
Presentada en el 25 Aniversario de Manga Barcelona, nació en mitad de un yermo: salvo pequeños fanzines de colectivos amateur, es la única revista manga de publicación en España. Y eso que nuestra cultura otaku se remonta más allá de los 80.
Que no falte manga
Géneros como el yuri, shonen, el shojo o la fantasía campan libremente a lo largo de mas de 300 páginas. Los nombres recurrentes son Ana Oncina, Luis Montes, Akira Pantsu, Ernest Sala, Ana C Sánchez, Sara Soler, Marta Salmons, Blanca Mira, Santi Casas, Judit Mallol, Inma R, Laia López.
¿Las obras? Alter Ego, Gryphoon, Good Game, Wing, Meadow Queen, Shion, Aron-Fire, esas historias cortas que aportan un valor único, como son Polaris, Ikigai y El monstruo, de Ken Niimura. Y, por último, fragmentos del pasado en forma de comedia, como en ‘La Historia del Manga en España’, un relato que resume los inicios de este arte fuera y dentro del territorio europeo.
Eso es Planeta Manga, un cosmos de estrellas emergentes, de talentos en la antesala del éxito internacional: la ‘Croqueta y empanadilla’ de Ana Oncina, por ejemplo, ya pasó por Francia e Italia y pronto lo hará en EEUU. Human Exe, de Blanca Mira y Eduard Balust, se publicó la navidad pasada en la Gangan Joker, la revista de Square Enix con tirara de 1 millón de ejemplares.
Una constelación que, como las estrellas, gana masa y adquiere mayor presencia en el mercado con cada nuevo número. Su reciente expansión con el tankobon de ‘Alter Ego’ —en cuyo volumen se recopila tanto la historia como un epílogo inédito—, además de la novela ligera ‘Japón: De estudiante a mangaka’ deja clara la ruta a seguir: en España nos merecemos (y necesitábamos) una revista así. El mejor termómetro para medir en tiempo real el interés de un fandom fiel.
Así bien, hemos tenido la oportunidad de charlar con las autoras detrás de estas dos escisiones, de profundizar en sus inicios, la ocasión servida por Planeta y sus perspectivas respecto al mercado actual.
En primera línea
Inma R (1984, Melilla) debutó en 2005 con ‘3x1’ tras ganar varios festivales nacionales y siguió con ‘O.U.T’ (Once Upon a Time). Fuera del cómic ha trabajado en más de 30 videojuegos, ilustrando carteles o diseñado mascotas: «sobre todo en juegos de cartas para móviles (como Weapon Girls o Browser Sangokushi Mobile) y novelas visuales (A Little Lily Princess o montones de juegos para Winged Cloud). Actualmente trabajo en tutoriales de arte digital, tanto para mi canal de YouTube como para el canal oficial de Clip Studio Paint». Nadie mejor que ella para ayudar a ilustrar ‘Japón: de estudiante a mangaka’.
Blanca Mira (1989, Murcia), por su parte, fue una de las primeras autoras nacionales en publicar ranobe, el género literario de estilo ligero y pulp. Tras su buena acogida con ‘Eraclea, la leyenda de la Semilla Dorada’ trabajó en decenas de guiones, fue premiada por Norma Editorial en dos ocasiones con ‘Ad Mortem’ (2015) y ‘Heraldos’ (2019) y acaba de ver sus propias experiencias personales convertidas en novela, con ‘Japón: de estudiante a mangaka’.
Como ella misma apunta, ha focalizado gran parte de su carrera a escribir, indistintamente del formato: «lo que siempre quise fue contar historias. Muchas estaban inspiradas por mangas, animes y videojuegos de los años noventa. Entonces, algunas las visualizaba como un manga, mientras que otras funcionaban bien como novelas. Conforme fui publicando, también quise experimentar con novelas más corrientes, para público generalizado. Y de ahí escribí novelas de ciencia ficción, románticas... ¡todas las historias que me quedaban por contar! Fui buscándoles hueco en distintas editoriales y, por suerte, fue saliendo bien».
Y, para ambas, verse publicadas por Planeta es una alegría. «Un sueño hecho realidad», según Blanca, «algo a lo que aspiraría cualquier escritor. No fue un camino de rosas para llegar aquí, sino de ir subiendo escalones poco a poco, pero hoy en día diría que todo mereció la pena. Además, han sido grandes profesionales en su trato autor-editor en todos los proyectos en los que colaboré con ellos, lo cual también considero muy importante a la hora de trabajar con una editorial».
¿Una narrativa más plural?
Durante años, al manga se le ha reprochado cierto conservadurismo, incluso un vínculo con los comportamientos más típicos de la masculinidad tóxica. Bleach, Dragon Ball, Naruto o Full Metal Alchemist no son sino shonens adolescentes de violencia normalizada, mujeres relegadas a las tareas del hogar y romances hetero donde él siempre posee el control y marca el ritmo de la relación con ella.
Sin embargo, Planeta Manga apuesta por una identidad coral, por un abanico de firmas de toda índole bajo una misma nacionalidad. Autora de obras tan plurales como ‘Después de los Polos’ o ‘Heraldos’, preguntamos a Blanca por este particular.
En su caso «fue a base de prueba y error. Cuando publiqué mis primeras novelas, los lectores no me conocían, así que era yo quien tenía que buscar a quienes pudieran interesarle mis obras. En ferias y eventos siempre me gusta hablar con los lectores. Al tener un trato tan cercano y haber tratado con personas tan educadas y abiertas, he podido hacerles preguntas y he aprendido de cuanto me han dicho, tanto lo bueno como lo malo. He visto qué era lo que gustaba de mis obras y qué no. Al principio, como muchos escritores novatos, cometí un error al escribir solo para mí y lo que me gustaba. Hoy en día, intento equilibrar esa balanza: escribir por mí y escribir por los lectores a los que dirijo cada obra, para que no se aburran ni en una sola página».
Inma R tampoco ha sido una autora cómoda. Las primeras críticas de ‘3x1’ orbitaban en torno a cierto romance homosexual. ¿Es una búsqueda de una actitud más plural e integradora?
«Solo escribo las historias que me apetece escribir. Creo que quienes tienen que ser plurales e integradores son el mercado y las editoriales, para que cada artista pueda hacer libremente lo que quiera y al final haya de todo para todo el mundo. Hablando de ‘3x1’, yo sabía desde el capítulo 1 que los dos chicos iban a acabar juntos, pero no sentía que en esa época el mercado o las editoriales estuvieran muy abiertos al tema salvo que el cómic estuviera marcado por esas directrices, como el BL (NdE: de boys' love, también conocido como yaoi, género manga orientado al romántico con carácter homoerótico).
Mi cómic no era BL, simplemente iba a tener una pareja gay que ni siquiera involucraba al personaje protagonista, que era una chica. Para evitar que me quisieran cambiar la historia o le quisieran poner una etiqueta a mi comic, lo que hice fue no decirle nada a la editorial de cómo iba a terminar el comic. Como ellos tampoco preguntaron, yo seguí dibujando haciendo lo que me daba la gana. La etiqueta BL no me molesta (me encanta el manga BL y es lo que dibujo ahora), pero habérsela puesto a ‘3x1’ habría sido decirle al lector que esos dos chicos iban a acabar juntos. Y no era eso lo que quería».
Leer y aprender
¿Siguen siendo los “clásicos” un peaje inapelable para iniciarse? ¿Leerlos desde una perspectiva actual puede devaluarlos o enriquecerlos?
Blanca considera que «es importante conocer los mangas clásicos y las bases que hicieron este mundo como es. Aunque, por supuesto, el manga es un universo en constante evolución, donde el lector busca cada vez incentivos diferentes. En cuanto a las recomendaciones, importa mucho la persona. Hay personas que, cuando leen un manga, se aburren si no hay acción y batallas constantes. Para este tipo de lectores recomendaría mangas como Naruto, Dragon Ball, Saint Seiya.
Para un público más adulto, una fantasía oscura como Berserk es imprescindible. Luego están los lectores que prefieren las historias más humanas, ahí entrarían mangas como Monster, o los thrillers, como Death Note. También hay románticos... deportes como Slam Dunk. O mangas que directamente lo mezclan todo, como Escaflowne, que es mi mayor inspiración. Hay mangas clásicos para todos los gustos. Lo suyo es reconocer qué tipo de gustos tienes y buscar los que se adecúen a ellos. Y, por supuesto, las obras de los maestros Tezuka y Otomo deberían ser imprescindibles para cualquier fan del manga».
Inma coincide. Una de sus obras clave, ‘O.U.T.’, no es sino una poderosa reinvención de tropos heredados de Caperucita Roja y algunos cuentos de los hermanos Grimm. «Es esencial leer cosas que te atraigan y no "cosas que debas leer porque son consideradas importantes por la sociedad". Cuando era pequeña no leía nada, lo odiaba. ¿Cómo me iba a gustar? Me habían hecho leer en el colegio novelas para adultos que no tenían nada que ver conmigo. Mi madre, en un intento de convertirme en lectora, me hizo elegir un libro de su extensa biblioteca de novelas enfocadas a un público adulto y... sorpresa, no había nada que fuera para mí y acabé odiando la lectura aún más (risas). Lo que quiero decir, en resumen, es que no creo que nadie deba leer algo en concreto porque puede ser contraproducente». Y es que, como decía Borges, la lectura obligatoria es un contrasentido.
Dedicarse a ello (o intentarlo)
Si bien intentarlo es fácil, conseguirlo parece muchas veces fruto de la suerte, de estar en el lugar indicado en el momento indicado. Curiosamente, nuestras dos entrevistadas tuvieron bien clara su vocación desde bien pronto.
Blanca supo que quería dedicarse a esto desde siempre: «pensaba así desde los 8 o 9 años y, sinceramente, fui demasiado optimista. Muy pocas personas pueden dedicarse a lo que realmente aman, y en España dedicarse al manga y poder vivir de ello es muy difícil. Todavía más complicado si eres guionista, ya que, además, tienes que convencer primero al artista para colaborar, luego al editor, luego a los lectores. Son muchas barreras que van desgastando. En Japón esta dificultad se multiplica por mil, sumándole el tema idioma (risas). A pesar de ello, soy muy cabezota y, por agotada que esté, siempre saco fuerzas para ir haciendo nuevos proyectos porque el manga es mi vida, aunque me dedico también a otros trabajos para poder subsistir. Por eso siempre recomiendo a todos quienes sueñen con dedicarse al manga que no duden en hacerlo, pero que tengan siempre un “plan B” donde apoyarse».
En cuanto a Inma, «desde que era muy pequeña he querido que el manga fuera mi vida porque lo que más me gusta hacer es crear personajes y contar historias. Pero me dedico principalmente a la ilustración porque está mejor pagada y una tiene que comer (risas). Ahora estoy intentando luchar de nuevo por ganarme la vida dibujando manga en plataformas como Webtoon, pero no sé si finalmente será posible o seguiré dibujando manga en mi tiempo libre. En cualquier caso, al menos a día de hoy, tengo mucha ilusión por seguir contando historias».
Autocrítica y humildad. Dos elementos que también parecen imprescindibles. Blanca comenzó en el mundo editorial con 14 años. Inma lleva 15 años en el sector. ¿Qué han aprendido entretanto?
Blanca: «Creo que he aprendido muchas cosas, lo cual también significa que estaba muy verde cuando empecé. He aprendido a perfeccionar mi ortografía, narrativa, descripciones, construcción de mundos y personajes... Pero lo más importante que he aprendido es a escribir no solo para mí, sino pensando en el lector al que va dirigida la obra. Eso a nivel creativo. A nivel personal he aprendido que, si no te rindes, se puede conseguir cualquier cosa. He pensado muchas veces en dejarlo, pero al final siempre he vuelto a intentarlo una y otra vez, y es a base de ello que he logrado lo que me he propuesto. Por supuesto, siento que tengo muchísimo que mejorar y aprender, pero estas son las lecciones más valiosas que me llevo de esta década de escritura».
Inma: «He aprendido a hacer las declaraciones trimestrales para la Agencia Tributaria (risas). He aprendido muchas cosas en realidad, pero voy a citar solo algunas porque si no esto puede ser eterno: que se puede vivir de dibujar. Que trabajar para una empresa es solo una opción más, porque también puedes trabajar para particulares o intentar sacar adelante un proyecto personal y todo es igual de válido. Que tener seguidores en redes es super importante para promocionar tu trabajo. Que el esfuerzo a veces te recompensa y a veces no, pero la clave siempre es intentarlo al menos».
En cuanto a las herramientas para trabajar, Banca recurre al «lápiz y papel o notas del teléfono para apuntar ideas y Word para desarrollarlas». En cuanto al manga, lleva a cabo los guiones con «Celtx y Word (depende del tiempo que tenga), los storyboards con Photoshop» y la completa Clip Studio «para añadir los textos, tanto en español como en japonés». Inma recurre «a una Cintiq 27QHD y Clip Studio Paint tanto para ilustración como para cómic».
La perspectiva española
¿Aporta Planeta Manga algo adicional al ya longevo mundo del manga? Según Blanca, aporta algo único: «la visión de que el manga no pertenece solo a los japoneses. Hoy en día, el manga en Japón está condicionado por una serie de patrones obligatorios (sueños, superación, amistad...). Esos ingredientes son obligatorios en casi todas las series que se publican en revistas».
«Sin embargo, en Planeta Manga se publican historias que no sufren estas limitaciones, hay una libertad creativa mucho mayor, y eso puede dar lugar a obras sorprendentes y con las que un lector español podría conectar incluso más que con el manga tradicional. En Japón son muy duros con la calidad, pero quizá esa rigurosidad y esas reglas hacen que el manga japonés, últimamente, sea repetitivo y cueste más encontrar esas joyas que a muchos nos engancharon al manga en el pasado. Planeta Manga es una ventana a obras de ese tipo: de autor. Además, también es una gran oportunidad para los futuros creadores de manga, para mostrar sus obras sin necesidad de pasar por el tedioso proceso de publicar un tomo o ganar un concurso».
«Creo que con la aparición de Planeta Manga el mercado ha resurgido. No solo a nivel de oferta de manga, sino también como incentivo a todos quienes tienen el sueño de publicar y que ahora son niños o adolescentes. Incluso la Shonen Jump y las revistas más famosas de manga japonesas tuvieron un inicio en el que fueron apoyadas por muchas personas, y eso dio lugar a los animes, merchandising y el universo que hoy conocemos. Ojalá suceda lo mismo con esta revista. La oferta es cada vez más amplia, variada y de mayor calidad, por todo esto veo con optimismo el mercado del manga español».
Algo con lo que coincide Inma. Planeta Manga le brinda «la posibilidad de tener revistas con muchas historias como se publican en Japón y la posibilidad de conocer a muchos artistas de habla hispana que tienen un talento increíble y que muchas veces no son más conocidos por razones que no alcanzo a entender».
¿Qué artistas son esos? Inma sigue a «Ero-Pinku, Angye Fernández, Xian Nu Studio, Kamapon, Ana C. Sánchez... Y ya si entramos en el terreno de la ilustración la lista se me va de las manos (risas)». Entre la lista de Blanca encontramos a su compañera Kaoru Okino, «con quien tengo la suerte de publicar Good Game! y Heraldos, y también he seguido durante muchos años a Jesulink, Kenny Ruiz, que me han hecho disfrutar y reír mucho con sus obras».
¿Y qué más podríamos o deberíamos ver publicado dentro de Planeta Manga? A Blanca le gustaría ver «justo eso: historias únicas. No me importa si es un argumento que ya se haya visto, mientras se trate desde un punto de vista personal del autor que aporte algo nuevo y sea interesante, que no parezca una imitación fácil». Porque lo único no es lo exclusivo, sino aquello que te marca de forma diferente. Y ya sabes lo que dicen: aquello que nos une también es aquello que nos hace diferentes.
Imágenes | Norma Editorial, Planeta Cómic
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