Hasta el próximo año no se conocerán los resultados pero en el aeropuerto londinense de Heathrow tienen muchas esperanzas puestas en unas pruebas que ya han arrancado para reducir el ruido que el aterrizaje de los aviones genera en las poblaciones cercanas a los aeropuertos. No se trata de nuevas instalaciones o tecnología punta: 0.3 grados de diferencia en la inclinación de los aviones al aterrizar podría ser suficiente.
La iniciativa consta de una primera fase de pruebas que se iniciará en septiembre y en las que desde el aeropuerto y los encargados del tráfico aéreo de Reino Unido, se ha pedido a las aerolíneas que den instrucciones a sus pilotos para variar el ángulo con el que los aviones se aproximan a la pista de aterrizaje. La propuesta es voluntaria y cada aerolínea escoge si participar o no. Además, esta variación solamente se puede realizar en situaciones meteorológicas estables.
50 metros más de altura al iniciar el aterrizaje
En la actualidad, los aviones comerciales se aproximan a la pista con un ángulo de 3 grados de media. La idea detrás de este proyecto es que lo hagan con 3.2 grados, lo que según sus cálculos permitiría al avión permanecer a más altitud durante más tiempo antes de sobrevolar las zonas pobladas cercanas al aeropuerto.
Un avión que inicie la aproximación al aeropuerto ese situará unos 50 metros a más altura con la nueva inclinación cuando esté a unos 15 kilómetros de las pistas, que es cuando se suele iniciar esa maniobra para aterrizar.
Esta ligera variación en la maniobra también supone un gasto menor de combustible y realizar menos ruido de forma general. Las pruebas, para las que se han colocado sensores de sonido en las zonas a medir el ruido, acabarán en marzo de 2016 y entonces, analizando los resultados, se tomará la decisión de proponer este cambio en el ángulo para aterrizar o no.
Imagen | Carsten Frenzl
Ver 6 comentarios