A medida que las tecnologías vinculadas a la inteligencia artificial se vuelven más versátiles y presentes en nuestro día a día, se va generando una nueva brecha digital, potencialmente peor que la que sufrimos hoy en día, que puede dividir a la humanidad entre aquellos con y sin acceso a la IA.
Al menos, eso fue lo que defendió Marc Benioff, CEO de Salesforce en un debate sobre la "Cuarta Revolución Industrial" celebrado en el Foro de Davos.
La IA, ni buena ni mala... la clave está en el acceso
Benioff se suma así a otros destacados hombres de negocios de Silicon Valley, que, como Elon Musk, advierten del potencial peligro que la IA supone para la humanidad.
Sin embargo, su enfoque es diferente: el peligro ya no estaría para él en la tecnología en sí, sino en el hecho de que parte de la humanidad no pueda usarla:
"Ninguno de nosotros puede decir realmente a dónde se dirige la inteligencia artificial. Pero sí sabemos una cosa: la tecnología nunca es buena o mala, lo importante es lo que hacemos con ella".
"La cuarta revolución industrial es un momento histórico extraordinario. [Tiene] un gran potencial como vía para crear nuevos empleos, desarrollar nuevas curas de enfermedades y aliviar el sufrimiento".
"Por otro lado, existe el riesgo de que empeore las desigualdades económicas, raciales, ambientales y de género. Nos arriesgamos a una nueva división tecnológica entre los que tienen acceso a la IA y los que no".
El sector tecnológico, cada vez más expuesto a debates éticos
"Esto puede verse precisamente en San Francisco, donde vivo y donde tenemos una verdadera crisis de desigualdad", añadió, en referencia a su reciente protagonismo durante la campaña en favor de una propuesta de ley destinada a aumentar los impuestos a las grandes empresas tecnológicas para financiar medidas en favor de los 'sin techo'.
Lo que Benioff denuncia ya no es sólo una problemática vinculada a la desigualdad entre clases sociales, sino la desigualdad militar entre países, a raíz de que sólo algunos lleguen a desarrollar armamento autónomo, por ejemplo:
"Hoy en día, sólo unos pocos países y algunas empresas tienen acceso a la mejor IA del mundo. Y quienes lo tengan serán más inteligentes, más sanos, más ricos y, por supuesto, sus fuerzas armadas estarán significativamente más avanzadas.
"¿Qué estamos haciendo para que estas tecnologías sean realmente accesibles para todos? Sinceramente creo que la IA será un nuevo derecho fundamental. Cada persona y cada país deben tener acceso a esta nueva tecnología crucial".
Hace tiempo que la dimensión ética del uso de la inteligencia artificial entró de lleno en el debate público, aunque la comunidad internacional parece estar lejos de construir consensos...
Así, mientras que, por un lado, la Unión Europea tiene pensado aprobar en unas semanas sus directrices para el uso ético de la IA, grandes potencias como China sostienen en la ONU que "no debería haber premisas preestablecidas que puedan impedir el desarrollo de esta tecnología".
Imagen | Thomas Cloer
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