Ochenta y cinco días y ocho horas después, todo un “otoño volcánico” en palabras de las autoridades canarias, los vecinos de La Palma respiran con cierto aliviado. Julio Pérez, consejero de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad del Gobierno insular, salía el sábado a la palestra con la noticia más esperada en el archipiélago: los expertos dan por finalizada la erupción iniciada en la zona de Cumbre Vieja el 19 de septiembre, la misma que mantiene con la respiración entrecortada a los palmeros, ha obligado a evacuar a 7.000 personas y generado 1.219 hectáreas de coladas.
El anuncio —recordó el alto cargo canario— llega exactamente diez días después de que se constatase el fin de las erupciones, el 13 de diciembre. “No hay piroclastos, no hay seísmos significativos”, recalcó. La clave del día después es: ¿En qué se basan los expertos para afirmar que la erupción ha finalizado? ¿Y, sobre todo, qué podemos esperar a partir de ahora?
Alivio, pero con cautela
La principal evidencia —como detalló el propio Pérez el sábado— son los diez días establecidos por el Comité Científico como margen necesario para dar por finalizado el proceso eruptivo, plazo que empezó a correr el 13 de diciembre por la noche (22.21 h). El organismo, coordinado por la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias e integrado por el IGN, CSIC, Involcan, IGME, AEMET, IEO y las universidades de La Laguna y Las Palmas, concluyó que tras ese plazo las observaciones, tanto las directas, en superficie, como a través de los sistemas de vigilancia, han corroborado “el agotamiento del proceso eruptivo” iniciado en septiembre.
“No hay presencia de tremor volcánico en las señales sísmicas. La sismicidad, que es de baja magnitud, está en niveles muy bajos en todas las profundidades”, abunda el comité en una nota distribuida por el Gobierno canario. Otros indicadores son el “agotamiento" del propio proceso, la baja sismicidad y las “deformaciones sin tendencias”. Los diez días de margen fijados por los científicos para valorar las señalas han sido sin embargo mucho más que un mero trámite.
#ErupcionLaPalma
— IGN-CNIG (@IGNSpain) December 25, 2021
Se da por finalizada la erupción en #volcanCumbreVieja tras 85 días y 8 horas
▶️Sismicidad muy baja
▶️Agotamiento del proceso eruptivo
▶️No hay tremor volcánico
▶️Deformaciones sin tendencias
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Como explica María José Blanco, del Instituto Geográfico Nacional (IGN), a la Agencia EFE, el tremor, la vibración generada por el desplazamiento de magma a la superficie, desapareció apenas un día después de una fase de gran explosividad. Volcanes como el de San Juan, además, se reactivaron tras varios días parados, lo que aconsejaba actuar con “precaución”.
¿Significa eso que el riesgo ha desaparecido? Tanto los responsables del Pevolca como los científicos lo tienen claro: persisten todavía ciertos riesgos. De hecho piden a la población de La Palma que no baje la guardia. “El final de la erupción no tiene por qué implicar el final de algunos peligros asociados al fenómeno volcánico, ni necesariamente el final de la reactivación magmática en Cumbre Vieja”, advierten desde el Instituto Geográfico Nacional. Es más, pese a que los últimos datos de sismicidad apuntan a una “baja magnitud” y “está en niveles muy bajos en todas las profundidades”, reconoce que “no se descarta la ocurrencia de sismos sentidos”.
Blanco apunta que la desgasificación de las coladas tardará todavía “semanas” en finalizar y el enfriamiento total llevará aún “meses”, plazo que podría ser “incluso más largo” en aquellos puntos en los que se hayan superado los 50 metros de espesor. En su informe de ayer, el comité científico advierte también de que emanaciones difusas de dióxido de carbono (CO2), como las detectadas el viernes, “pueden representar un peligro para las personas en algunas zonas del volcán Cumbre Vieja”. Los expertos apuntan en concreto a áreas mal ventiladas o a ras del suelo.
Desde el Gobierno de Canarias comparten el mensaje de cautela. Aunque el propio Pérez reconocía el sábado recibir con “alivio” —“No es alegría, no puedo decir que estemos contentos, y tampoco safisfacción”, deslizaba— el fin del proceso eruptivo tras constatar la desaparición del tremor, la baja magnitud de la sismicidad y la ausencia de lava y ceniza, añadía que la emergencia no ha finalizado. El Pevolca, de hecho, se mantiene en semáforo rojo. “Subsistirá la vigilancia y la monitorización en toda la zona, pero empezaremos desde el lunes a estudiar el plan de realojo”.
Imagen de portada | Tanya Grypachevskaya
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