Miramos al cielo pero no cae nada. Por mucho que haya hosteleros que se hayan alegrado por tener una alta temporada otoñal, con este clima veraniego, estamos viviendo en España un auténtico drama climático. No es el período en el que menos ha llovido de los últimos 30 años, ni tampoco en el que haya hecho más calor, pero todas las condiciones meteorológicas se han ido sumando para que podamos afirmar que estamos ante la peor catástrofe ambiental tanto a nivel energético, agricultor y humano, del siglo XXI.
1. Embalses sin volúmen
Esta es la imagen que proyecta el embalse del Ebro a 13 de octubre de este año. La sequía ha hecho que se reduzca el nivel del pantano al 31%, el más bajo de las últimas tres décadas, sólo equiparable a lo que se vivió en 1991. El pantano está en situación de emergencia por la falta de precipitaciones y nieve que acumula desde los últimos cinco años.
2. Y así desde hace ya bastante tiempo
Esa es la clave de esta situación crítica, que llevamos desde 2014 encadenando con años hidrológicos de lluvias menores de lo normal. El cúmulo de sequías y la falta de lluvias ha afectado a la cantidad de agua embalsada. Este es el Pantano del Porma, en León, un 8 de diciembre del año pasado. Los años hidrológicos comienzan cada 1 de octubre, con lo que la foto capta cómo estábamos a los inicios del año recién terminado.
3. las consecuencias del paso de los años hidrológicos desastrosos
Y aquí el Segura en su paso por el Puente de la Vicatía en Yeste, Albacete, para el 23 de junio de este año, en teoría un buen momento, pero esta cuenca, que lleva desde hace dos años en estado de emergencia, debería tener un promedio de 541 litros por metro cuadrado, la media de los años anteriores. Ahora mismo se encuentra en menos de 300 litros, al 14.3% de su capacidad.
4. Acueductos sin trabajo
Nuestros embalses y pantanos funcionan como generadores de energía a través de las centrales hidroeléctricas. Esta renovable, muy barata, ayuda a enviar menos emisiones de efecto invernadero, pero cuando no puede echarse mano de ella se sustituye su uso por el del carbón y el gas, mucho más contaminantes. Como explican en El País, en lo que llevamos de año se ha producido un 52% menos que con respecto al año pasado, y sólo tenemos la capacidad de generar un 68% con respecto a lo que hemos generado en los últimos cinco años. Sin agua, no hay energía. Aquí el embalse del río Aragón, cuyo uso es de abastecimiento e hidroeléctrico.
5. Y malas siembras
Por supuesto, las restricciones al riego y la limitación al consumo humano están ya a la orden del día en distintos puntos de la península. Los seguros agrarios no dan abasto para pagar indemnizaciones, especialmente en Castilla y León y Castilla-La Mancha, las zonas más afectadas, donde buena parte de las cosechas se han perdido. A finales del pasado mes de septiembre, el sector agrario cifró en 2.500 millones de euros el recorte de producción derivado de la sequía, las heladas y los pedriscos.
6. Sequía y helada, el proceso de los campos perdidos
En la foto anterior y en esta misma tienes la imagen actual de lo que debería ser el Pantano de Entrepeñas, al lado de Sacedón, en Guadalajara.
7. Los recursos que van agotándose
En la foto vemos un fragmento del trasvase del Negratín-Almanzora, en Granada y por donde pasa el Guadiana. Este punto ha sido uno de los últimos en cerrar el grifo al riego, pero la lista es larga. Las cuencas que se encuentran oficialmente en restricciones por Real Decreto son las del Júcar (al 26% de su capacidad), Segura (14.3) y Duero (32.2%). La del Miño-Sil, aunque al 42,2%, también está en alerta por el tipo de regulaciones del flujo, más laxas, que tiene.
8. El pasado que vuelve inesperadamente a la superficie
El pantano de Barrios de Luna, realizado en los años 50 por Franco y siendo este uno de los encargos más ambiciosos del caudillo, ha dejado alguna de las imágenes más alucinantes.
9. El desierto después de Franco
Durante aquel período se ordenó el desalojo forzoso de dieciséis pueblos y barrios. 1.600 habitantes que tuvieron que abandonar la zona leonesa. Ahora, a menos del 7% de su capacidad, el territorio que antes contenía inmensas cantidades de agua es el escenario de los “donuts” de los coches de los vecinos por encima del lecho seco.
10. Descubriendo los viejos muros de la Luna
Varios fotógrafos se han trasladado a la zona de Barrios de Luna para fotografiar los restos de los municipios antaño sepultados y que hoy resucitan. El Molinón, San Pedro de Luna o Miñera (lo que vemos en la foto) son algunos de ellos.
11. De ir en barca a ir a pie
Aunque este embalse lleva concatenando malas reservas bastante tiempo, las cifras actuales son escandalosas. Sólo el año pasado estaba al 36% de su capacidad.
12. El mal presagio de los pantanos cuarteados
Desde la prohibición de riego en agosto los agricultores circundantes a la cuenca del Duero saben que van a perder buena parte de su cosecha. Por ver está cuántas de esas 35.000 hectáreas de cultivos a las que provee el pantano queden arruinadas.
13. Y poco a poco, el calor va ganándole la batalla a la humedad
Aquí lo que fue en su día el pueblo leonés de Casasola, ahora yermo y futuro escenario de los planes de Sequía de próxima aprobación que deberán intentar paliar los efectos de la deshidratación.
14. Las peores cifras desde 1991
Aquí puedes observar los porcentajes de agua embalsado por cuencas hidrográficas en la Península Ibérica a mediados de octubre de 2017. Como comentamos, Júcar y Segura se han llevado la peor parte, pero en Miño-Sil las cifras son preocupantes, aunque por factores no tan fácimente cuantificables.
15. Entre el 60 y el 15% de su capacidad
Este es el aspecto actual de nuestras reservas, en 10 de las 16 cuencas por debajo del 50%. Y las previsiones no son mucho mejores. Según Aemet, las precipitaciones de Otoño no van a poder compensar la carencia de los meses, años anteriores. "Provisionalmente”, dice la agencia, “podría decirse que este mes de septiembre ha sido el más seco en lo que llevamos del siglo XXI".
16. A expensas del milagro
Según eltiempo.es, el otoño va a ser ligeramente más seco en el noroeste español, con precipitaciones hasta 50 litros por debajo de la media, pero la situación seguirá siendo dramática para toda España. Se calcula que aproximadamente el 30% de los cultivos de primavera (maíz, patatas, remolacha, alubias), que se riegan hasta el 30 de septiembre, se han perdido. Lo que resta, lo mismo que para nuestras generaciones anteriores. Seguir mirando al cielo a la espera de la ayuda.