Una de las noticias más sonadas del verano pasado fue, sin lugar a dudas, la implosión del submarino de OceanGate que acabó con la vida de cinco personas. La empresa se dedicaba a llevar a gente pudiente a ver los restos del Titanic y, en esta ocasión, el viaje no terminó bien. La empresa cerró y dejó un mensaje importante sobre la mesa: el océano es peligroso y este tipo de experiencias pueden ser letales.
Ahora otro milmillonario lo va a volver a intentar para demostrar que sí es seguro.
OceanGate no era la única. Antes de nada, conviene recordar que OceanGate no era una empresa única en su especie. Eyos es otra compañía especializada en este tipo de experiencia submarinas fuera del alcance de la mayoría de los mortales. También hay empresas, como Triton y U-Boat Worx, que se dedican a fabricar sumergibles privados. Es fácil imaginarse lo que supuso para estas empresas que un sumergible como Titan acabase implosionando.
En el caso de Triton, la empresa había entregado 18 sumergibles personales en los últimos 15 años, afirma Craig Barnett, director de ventas de la empresa, al Wall Street Journal. Este explica que antes del fatídico suceso tenían otros 15 proyectos en cartera y que uno fue cancelado de inmediato: "Teníamos un submarino de cuatro millones de dólares que estábamos construyendo para el yate de una familia y la esposa lo canceló", afirma.
Unos días después de la implosión del Titan, sonó el teléfono.
Larry Connor. Ese es el nombre de este milmillonario inversor inmobiliario fundador del The Connor Group. Si te suena, es posible que sea porque hace un tiempo bajó a la Fosa de las Marianas y, poco después, fue de los primeros turistas en viajar a la Estación Espacial Internacional (y quejarse porque tuvo que trabajar mucho).
Se encontraba al otro lado de la línea y le dijo a a Barnett que "lo que tenemos que hacer es construir un submarino que pueda sumergirse [a la profundidad del Titanic] repetidamente y con seguridad y demostrar al mundo que vosotros podéis hacerlo, y que el Titan era solo un artilugio". En sus propias palabras:
"Quiero enseñarle a la gente de todo el mundo que, aunque el océano es extremadamente poderoso, también puede ser maravilloso y agradable y cambiarte realmente la vida si se hace de la manera correcta".
El plan. Así pues, y como no es lo mismo contarlo que vivirlo, Connor, junto a Patrick Lahey (cofundador de Triton), va a descender hasta donde se encuentran los restos del Titanic. Para ello, van a usar un submarino llamado Triton 4000/2 Abyssal Explorer, un sumergible para dos personas capaz de sumergirse hasta los 4.000 metros de profundidad. Su precio es de tan solo 20 millones de dólares. No es dinero. Calderilla.
¿Cuándo? No se sabe. De momento, ni Connor ni Triton han confirmado cuándo pretenden hacer este peculiar viaje que tan mal acabó en ocasiones anteriores. Todo sea dicho, Titan era un sumergible bastante cuestionable en términos de seguridad y certificaciones. Triton pretende demostrar que estas experiencias pueden ser seguras y seguramente no se aventuraría en esta misiva si no tuviese muy claras sus capacidades. Veremos.
Del océano a Venus. Guillermo Söhnlein, uno de los cofundadores de OceanGate, no ha tirado la toalla y ya trabaja en su próximo objetivo: una colonia humana en Venus que pretende tener lista para el año 2050. La idea no es tanto colonizar el planeta (que es lo más parecido al infierno que nos podamos imaginar), sino establecer una colonia flotante de mil personas a 48 kilómetros de la superficie. Según Söhnlein, allí las condiciones de presión y temperatura son más moderadas y permiten la vida.
Imagen | Triton Subs
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