El teletrabajo ha generado un importante debate desde que se desató la pandemia de coronavirus. Por una parte, ha demostrado que, en muchos trabajos, puede conseguir los mismos resultados que el trabajo presencial con ventajas evidentes para el profesional, como mejor conciliación con su vida personal y ahorro de tiempo en desplazamientos. Sin embargo, sus detractores señalan que los empleados no son igual de productivos en remoto y, ahora, suman un nuevo argumento: también son menos creativos.
Las videollamadas matan la innovación. Así lo asegura un estudio conjunto de las universidades de Columbia y Stanford, ambas en Estados Unidos, y publicado en la revista Nature, el cual señala que las reuniones por videollamada para pensar conjuntamente en nuevas ideas son menos efectivas que las presenciales. Los investigadores afirman que la pantalla reduce el enfoque cognitivo de los comunicadores, que se centran más en su interlocutor y divagan menos, por lo que son menos creativos.
“Utilizando mediciones de miradas y recuerdos, así como un análisis semántico latente, demostramos que las videollamadas dificultan la generación de ideas porque concentra a los comunicadores en una pantalla, lo que provoca un enfoque cognitivo más limitado. Nuestros resultados sugieren que la interacción virtual tiene un coste cognitivo para la generación de ideas creativas”, señala el estudio.
La fatiga de Zoom. Otro estudio de la Universidad de Stanford, publicado en marzo de 2021, ya apuntaba en esta dirección y aseguraba que las videollamadas tenían una serie de condicionantes que las hacen más exigentes para los interlocutores, por lo que cansan más a los trabajadores que los encuentros físicos y son menos productivas que estos últimos. El autor de aquella investigación bautizó este fenómeno como ‘fatiga de Zoom’.
Entre los factores que podían afectar a la creatividad señalados en aquel estudio se encuentran la exposición constante al propio rostro del usuario, lo que hace que esté siempre en tensión y más pendiente de sí mismo que de la reunión, y el esfuerzo inconsciente que hacen los interlocutores para captar el lenguaje corporal de los demás, no tan claro a través de una pantalla.
Por lo tanto, ese sobresfuerzo provoca, además de mayor fatiga, que el usuario se centre en asuntos que nada tienen que ver con el trabajo, por lo que es menos productivo o, en el caso que nos ocupa, menos creativo.
Las limitaciones del estudio. No obstante, a pesar de que el estudio tiene el suficiente peso como para haber sido publicado en la revista Nature, hay que tener en cuenta que la forma en la que se realizó la investigación tiene ciertas limitaciones y sus resultados podrían no ser validos para todos los casos.
En primer lugar, los investigadores seleccionaron a 602 personas y las emparejaron al azar para que tratarán de desarrollar ideas creativas en conjunto durante cinco minutos. Los resultados obtenidos con este método probaron que los que se reunieron en persona llegaron a ideas más innovadoras que los que hablaron por videollamada.
No obstante, esta metodología tiene dos limitaciones importantes: por una parte, las personas no formaban parte de un mismo equipo acostumbrado a trabajar junto en distintos proyectos, por otra, el tiempo era extremadamente limitado, y la creatividad a veces necesita horas, días o semanas para aflorar.
Estudio de campo. Conscientes de estas limitaciones, los investigadores decidieron realizar la misma prueba en entornos de trabajo reales, y para ello seleccionaron a 1.490 ingenieros de empresas de cinco países diferentes de Europa, Asia y Oriente Medio.
En este caso se les concedió una hora, pero el estudio no especifica si los trabajadores ya habían trabajado juntos con anterioridad. Los resultados obtenidos fueron similares: las parejas que se reunieron físicamente fueron más creativas que las hablaron por videollamada.
No todo es negativo. A pesar de sus resultados negativos en cuanto a la innovación, los autores del estudio subrayan que han obtenido muchos otros datos que sugieren que en la mayoría de las interacciones profesionales las videollamadas no difieren sustancialmente de un encuentro en persona. Si acaso, apuntan, se puede decir que es una versión de menor calidad de la comunicación física, pero nada más.
Así, señalan que las videollamadas no merman el sentimiento de conexión de las personas que las utilizan, ni cambian los temas tratados por los interlocutores o sus comportamientos sociales.
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