A pesar de que en España solo se fabrican dos modelos de vehículos eléctricos (concretamente dos furgonetas) se estima que para 2025 la venta de coches eléctricos represente el 30% del total, lo que supondrá un cambio en los modelos de producción actuales. Teniendo en cuenta que los coches eléctricos llevan un 40% menos de piezas que los de combustión interna se estima que para esa fecha desaparecerán 40.000 empleos.
Irrupción coche eléctrico. Según el borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética que comenzó a redactar el gobierno a finales de 2018, para 2040 estará prohibida la venta de automóviles de combustión interna y, en 2050, su circulación estaría también vetada. Actualmente, las principales marcas ya han sacado al mercado sus primeros modelos y, por extensión, estudian cómo adaptarán su modelo de negocio a un reto que está a la vuelta de la esquina. Según fuentes consultados por The New York Times, las principales automovilísticas se gastarán 400.000 millones de dólares en adaptarse a esta nueva producción, formar a los trabajadores y reorganizar la relación con los proveedores.
Puestos de trabajo. El montaje del coche eléctrico es más sencillo que el de un modelo de combustión interna, entre otras cosas, porque están formados por menos piezas. Para ser más exactos llevan un 40% menos lo que supone que hay que invertir un 25% menos de horas de trabajo. Y, aunque es cierto que las propias marcas de automóviles hablan de que se crearán nuevos puestos de trabajo relacionados con la electrificación, documentos como éste del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos, matizan esta hipótesis y sostienen que el número de empleados disminuirá porque los motores y las baterías eléctricas requieren menos personal para su instalación.
España se está quedando fuera. Las fábricas de vehículos eléctricos suelen situarse en el mismo lugar donde se encuentran los centros de I+D, los cuales están en los países naturales de las distintas marcas. A pesar de que la producción de eléctricos sea escasa en nuestro país, actualmente se producen dos modelos: la furgoneta eNV200 de Nissan en Barcelona y la Mercedes-Benz eVito en Vitoria. Para que otras filiales como Volkswagen abran líneas de producción tiene que incrementarse la venta de este tipo de automóviles la cual, aunque no para de crecer, tan solo representa el 6,6% de la compra total.
Para hacernos una idea, la industria del automóvil representa el 10% de PIB nacional y emplea a unas 280.000 personas en España, de los cuales según este estudio de UBS alrededor de 40.000 podrían perder su trabajo de cara el año 2025, fecha para la cual se estima que se venderán ya un 30% de coches eléctricos.
¿Por qué sucede esto? El anterior informe del Servicio de Investigación estadounidense recalcaba la importancia de mantener las líneas de producción de automóviles en cada uno de los países y no basarse en un modelo centralista donde solo una serie de fábricas y, por ende, de países lleven el control de la producción. Y esto es precisamente lo que está comenzando a suceder en Europa y que particularmente afecta a España. A pesar de que nuestro país es el octavo productor mundial de automóviles, no hay ninguna marca 100% española y eso influye a la hora de que se establezcan las prioridades.
Asia. Según el estudio anterior de UBS, países como China se posicionan como líderes en ámbitos como la producción y el diseño de baterías, un elemento que representa más de la mitad del coste de un coche eléctrico. Si China y Corea del Sur hacen baterías más competitivas que las que fabrican marcas como Volkswagen, a la perdida de empleos asociada a la transición al coche eléctrico también hay que sumarle una hipotética caída de la demanda. En plena guerra comercial entre China y Estados Unidos, no son pocos los retos que tiene por delante la industria alemana, la cual emplea a 820.000 personas y de la que depende en este ámbito la economía española.
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