Corea del Sur ha comido perros desde hace siglos. A partir de ahora perseguirá esta práctica con tres años de cárcel

El cambio de legislación es también un cambio cultural: los jóvenes han dejado de comerlos

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El consumo de carne de perro es una práctica que se ha mantenido viva en muchas partes del mundo durante siglos. Y, pese a que hoy en día está mal visto en las culturas occidentales, su consumo sigue teniendo peso en las tradiciones, rituales y religiones de algunos países. Un ejemplo es Corea del Sur, donde comer perros ha sido una costumbre arraigada en la sociedad hasta hace bien poco. En las últimas décadas ha pasado a ser una actividad cada vez más controvertida y ha perdido el apoyo del público, sobre todo de los más jóvenes. Hoy, tras años de polémico debate, el país ha decidido prohibir su consumo.

La nueva ley. El parlamento del país asiático ha votado a favor de aprobar un proyecto de ley que prohíbe la cría, la matanza, la distribución y la venta de perros para fines alimenticios después de años de tensiones entre la industria y las asociaciones ecologistas. Esta "victoria histórica" para el bienestar animal (208 votos a favor y dos abstenciones) entrará en vigor en 2027 tras un período de gracia de tres años y contempla penas de hasta tres años de prisión o multas de 20.000 euros para los infractores.

Sin embargo, este castigo no irá destinado a quien consuma carne de perro, sino a quienes trabajen en la industria, críen perros para este fin, o transporten, almacenen o vendan alimentos elaborados a partir de perros.

¿Por qué? Se estima que en el país asiático hasta un millón de perros todavía son sacrificados como alimento cada año. Y los activistas han protestado durante mucho tiempo calificando muchos de los actos de la industria como crueles, con perros electrocutados o ahorcados cuando son sacrificados para obtener su carne. Recientemente, este movimiento de protesta ha ganado fuerza desde que el presidente Moon Jae-in, conocido defensor de los animales, ha sugerido que es hora de prohibir esa práctica. "¿No ha llegado el momento de considerar prudentemente prohibir el consumo de carne de perro?", dijo en un discurso.

Una tradición en caída. Al igual que otras partes de Asia, Corea del Sur tiene un extenso historial de consumo de este tipo de carne. El estofado de carne de perro, llamado boshintang, se consideraba tradicionalmente un alimento que ayuda a combatir el calor durante el verano, y también era una fuente de proteínas barata y disponible en una época en la que los niveles de pobreza eran mucho más altos que ahora.

Sin embargo, el consumo ha caído drásticamente en las últimas décadas, particularmente entre las generaciones más jóvenes que ven a los perros como sus compañeros y mascotas. De hecho, en una encuesta publicada por el grupo de expertos Animal Welfare Awareness, Research and Education, más del 94% de los encuestados dicen no haber comido carne de perro en el último año.

La industria, en guerra. Según el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Asuntos Rurales, hay alrededor de 1.100 granjas de perros que funcionan con fines alimentarios en Corea del Sur, y alrededor de medio millón de perros se crían en estas granjas. Y todo este sector se ha alzado para protestar contra la nueva medida. Los comerciantes, que en noviembre ya amenazaron con soltar 2 millones de perros cerca de la oficina presidencial en Seúl para manifestarse contra la prohibición, aseguran haber hecho que el proceso de sacrificio sea más humano.

Y ahora la Asociación Coreana de Perros Comestibles, una coalición de criadores y vendedores, afirma que llevarán el asunto al Tribunal Constitucional del país para cuestionar la legitimidad de la ley. Aunque la ley incluye paquetes de compensación para ayudar a las empresas a salir de la industria, estos piden al menos 1.500 euros por perro para compensar las pérdidas de los próximos cinco años. Una cantidad desorbitada.

Una práctica aún viva en otros países. Hay que tener en cuenta que el consumo de carne de can sigue llevándose a cabo en otras partes del mundo. China es el mayor consumidor a nivel mundial, con unos 20 millones de sacrificios al año. Tiene una larga tradición y todavía se come en muchas regiones del país, como Yulin, que celebra un festival de este alimento todos los años. Pero el país más conocido por comerse a estos animales es Vietnam, donde el perro es un alimento básico. Los vietnamitas usan casi todas las partes en guisos y sopas, y lo sirven condimentado en palitos. Muchos creen que tiene propiedades medicinales y trae buena fortuna. Desafortunadamente, el país no tiene regulaciones, y muchos son robados de los hogares.

En África, el consumo de carne de perro es común con fines rituales y culturales en varios países. Burkina Faso, por ejemplo, lo ve como un lujo cultural y un manjar. No se sirve en restaurantes, pero se ve como una comida especial. También es un privilegio en Ghana y se usa a menudo como cortejo entre las tribus Frafra y Dagaaba. Y aunque el consumo de carne de perro es generalmente un tabú en Europa, alrededor del 3% de las personas en Suiza comen carne de perro en forma de cecina o salchichas.

Imagen: Unsplash

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