Es un medicamento que decenas de miles de personas deben portar en todo momento por si tienen que usarlo en una emergencia, y cuesta más que todo lo que llevan encima. El EpiPen ha vuelvo a encender las iras de los norteamericanos, después de que se haya descubierto que su precio ha incrementado un 400% en los últimos nueve años. De costar inicialmente 57 dólares a los 600 actuales. No se veía igual rechazo por parte de la opinión pública que con el caso de Martin Shkreli, el chico que subió de un día para otro un 5.500% el precio del medicamento contra la malaria.
“EpiPen es todo un ejemplo de compañía que se aprovecha de los consumidores". "Pone sus ganancias por delante de los pacientes, aumentando los precios sin justificación”. “Le quitan 600 dólares a los pacientes de sus bolsillos con un medicamento que debe ser reemplazado cada 12 o 18 meses. Es una barbaridad”.
Estas han sido las duras declaraciones de Hillary Clinton sobre el medicamento cuando se desveló el nuevo precio que ha instaurado la compañía farmacéutica, que provocaron una fuerte caída en el índice NASDAQ de Biotecnología. Pero Clinton no ha sido la única, también varios Senadores e incluso la Administración de Obama han comentado el suceso cargando contra la compañía.
Pero, ¿para qué sirve el EpiPen?
EpiPen es el fármaco comercializado por Mylan para personas con reacciones asmáticas o alérgicas graves, que en momentos puntuales pueden causar unos choques anafilácticos repentinos capaces de causar la muerte. El medicamento son unas jeringuillas autoinyectables con dos dosis vitales para esas emergencias.
Aunque es posible adquirir de otras marcas unas ampollas incorporables a jeringuillas, con un coste mucho más bajo, los médicos no recomiendan esta opción. Según explican, por el tipo de situación de urgencia en la que estos choques se producen, es mejor poseer las jeringas ya cargadas y no perder tiempo en esos momentos vitales. Las que sólo fabrica Mylan desde hace un tiempo.
¿Y cómo es posible que haya incrementado tanto su precio?
Algo falla cuando un producto de estas características cuesta en torno a 50 euros en España y 80 en Francia. La explicación que dan desde Mylan es que sus gastos de producción han aumentado debido a la investigación y la mejora del producto que han realizado estos años. Políticos y medios no lo ven de la misma forma. Según cálculos de Bloomberg, el coste real de fabricar este medicamento ronda el puñado de dólares, y cada una de las dos dosis que vienen en el pack contiene epinefrina por valor de un dólar. El margen de ganancia sería, por por tanto, estratosférico.
Tampoco ha ayudado mediáticamente que se haya conocido la evolución de los ingresos de Heather Bresch. Bresch, CEO de la compañía, pasó de ganar 2.5 millones de dólares al año en 2007 a llevarse 19 en el ejercicio de 2015. La gente está tan enfadada que hasta se ha creado un videojuego que maliciosamente ayuda al jugador a convertirse en Bresch. A más subas los precios, más se enfadará la gente... Pero, ¿qué importa? A fin de cuentas, no pueden dejar de comprarlo.
Tal y como se apunta desde otros medios, el coste aumentó significativamente en 2009 en el momento en que Mylan adquirió Merck KgAA, la firma alemana que fabricaba el medicamento. En los siguientes tres años desde la adquisición el EpiPen pasó de los 124 dólares a los 241.
El de los tratamientos anafilácticos es un mercado que ha crecido naturalmente en los últimos años en Estados Unidos. Las reacciones alérgicas (sobre todo las alimentarias) entre los más pequeños han aumentado considerablemente en los últimos tiempos, y de estos casos algunos acaban convirtiéndose en crónicos.
Como dice este padre cuyo hijo sufrió de súbito un shock, con la salud de los niños no te lo piensas dos veces, por mucho que cueste. Mejor prevenir que perder a tu hijo sólo por no tener un EpiPen a mano. Y no es de extrañar que Bresch equipare su producto con los desfibriladores: el tipo de recurso que, según la compañía, debería estar al alcance de cualquier persona en cualquier lugar: colegios, aeropuertos y hogares.
¿Y a dónde fue a parar ese dinero?
No sólo a los bolsillos de la CEO y los inversores, también fue a parar a la campaña de concienciación pública y el re-branding que sufrió el producto. Una gran inversión publicitaria que pasó de los 5 millones de dólares en anuncios televisivos en 2011 a los 35 millones de 2014, según Slate. También a un trabajo de presión lobbista para que se incorporasen sus productos en decenas de miles de escuelas públicas, o a empujar a la FDA a que la prescripción médica de dosis de epinefrina para los pacientes fuese en packs de dos, en vez de uno. Cosa que lograron.
¿Y por qué no hay otras compañías que fabriquen EpiPen?
Es el centro del debate sobre un mercado en el que el precio de algunos productos de primera necesidad es tan sumamente elevado. De hecho, una de las críticas más duras que hizo la opinión pública fue a la FDA, por provocar la erradicación en el mercado el Auvi-Q, el producto competidor que nació en el momento en que terminó la protección de patente de la receta, causando que ahora el Epipen posea el 98% del mercado. Pero frente a todo pronóstico, el producto rival no sirvió para bajar los precios, sino que EpiPen y Avui-Q fueron progresivamente costando más.
Como teorizan en Forbes, lo que pudo causar ese aumento de precios es que al haber pocos competidores las compañías rivalizan a la alza en vez de a la baja. Desde el New York Times piensan de otra forma, con un argumento en el que el aumento de precio del EpiPen no tiene nada que ver con Auvi-Q. Desde que Mylan firmó un acuerdo para permitir la aparición de medicamentos genéricos, la compañía ha optado por la estrategia de "exprimir todo lo posible la vaca" de su marca estrella.
Y así el EpiPen ha seguido subiendo ... y librando verse en un mercado de competencia pese a que esto tendría que haber ocurrido hace años. A Mylan le vino muy bien que Auvi-Q fuese expulsada en 2014, pero es que además Teva, una nueva farmacéutica, lo tenía todo listo a inicios de 2016 para (comercializar su propia jeringuilla autoinyectable, pero su medicamento fue denegado en el último momento por la FDA.
¿Y cómo ha terminado la polémica?
Ante la avalancha de comentarios negativos provocados por su último alzamiento de precios, la compañía farmacéutica Mylan ha anunciado que en las próximas semanas pondrá a la venta un EpiPen genérico más barato, a unos 270 euros. Un producto idéntico tanto en el diseño como en la formulación del fármaco. También declaró previamente que algunos pacientes podían solicitar descuentos de hasta el 30% del precio final del producto.
La noticia ha salido, curiosamente, también al tiempo que algunos miembros del Congreso han anunciado que promoverían una investigación de la Comisión Federal de Comercio estadounidense sobre las prácticas de monopolio de Mylan. El EpiPen es el más lucrativo de los muchos productos de esta compañía (le supone un 40% de sus beneficios), pero también aumentaron en un 20% docenas de otros fármacos genéricos comercializados y distribuidos por la empresa sólo desde comienzos de 2016.
Para algunos, son los mismos políticos los que también podrían haber promovido la escalada de precios que ha generado todo esto. Si los congresistas no hubieran aceptado el dinero que Mylan ha dejado en Washington, puede que el EpiPen no se hubiese convertido en un producto de lujo.