La aviación supone un 2.5% de las emisiones de CO2 a nivel mundial. El Fondo Mundial para la Naturaleza describe esta huella ambiental como "un impulsor del cambio climático". Y WWF la califica de "la actividad más intensiva en carbono que un individuo puede realizar actualmente". Por estas razones, Francia acaba de prohibir los vuelos domésticos de corta distancia que tienen una alternativa en tren. Una medida que tendría una aplicación muy complicada en España.
La prohibición. Entró en vigor hace dos días aunque la votación se llevó a cabo hace un par de años dentro de la Ley del Clima aprobada en agosto de 2021 y estuvo paralizada desde entonces por un recurso presentado por la asociación francesa de aeropuertos. Consiste en una nueva norma que prohíbe los vuelos cuyas rutas se pueden cubrir en tren en menos de dos horas y media y tengan frecuencias suficientes y horarios apropiados.
Eso afectaría a las rutas entre París y Lyon, Burdeos y Nantes, y podría incluir el recorrido entre Marsella y Rennes. Aunque la medida no afecta a los vuelos de conexión, por lo que muchos creen que se trata de una medida más simbólica que otra cosa. Además, deben permitir al viajero estar en la ciudad de destino al menos ocho horas.
El tren como medida. El objetivo es que los ciudadanos hagan uso de transportes más sostenibles, como el tren, que se convierte también en la unidad de medida para prohibir o no determinados vuelos. El presidente Emmanuel Macron en 2019 ya había propuesto eliminar los viajes en avión cuando hayan alternativas en tren de menos de cuatro horas. Pero esto se redujo a dos horas y media tras las quejas de algunas regiones y de la aerolínea Air France-KLM.
"De media, el avión emite 77 veces más CO2 por pasajero que el tren en estas rutas, a pesar de que el tren es más barato y el tiempo perdido está limitado a 40 minutos", dijo Macron, quien también pidió "salvaguardias para que el ferrocarril francés no aproveche la oportunidad para inflar sus precios o degradar la calidad del servicio".
Las críticas. Algunas aerolíneas han criticado la medida como una "prohibición simbólica". Laurent Donceel, jefe de Airlines for Europe (A4E), explicaba en una entrevista con AFP que "prohibir estos viajes solo tendrá efectos mínimos" en la emisión de CO2. La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) también calificó la medida de "absurda". Argumentan que si se eliminan todas las rutas de 500 kilómetros en Europa, se suprimiría el 24% de los vuelos, pero, en cambio, las emisiones de CO2 sólo se reducirían un 4,5%, citando un informe de Eurocontrol.
Además, existe cierto debate sobre si los vuelos cortos son, en general, peores para el medio ambiente que los de larga distancia, debido al tamaño y el combustible que consumen. Aunque según un estudio publicado por Transport & Environment, se estima que los jets privados causan entre cinco y 14 veces más contaminación por pasajero que los aviones comerciales y 50 veces más que los trenes. Otro análisis de Greenpeace indica que los vuelos en jets privados han aumentado un 64% en un año y apoyan que deberían prohibirse todos los vuelos en la UE que tengan una alternativa ferroviaria de menos de seis horas de duración.
En España. En nuestro país se han estudiado medidas similares y fueron propuestas hace poco por Unidas Podemos, como enmienda al Proyecto de Ley de Movilidad Sostenible. En este caso iría dirigido a transporte de mercancías y a vuelos nacionales que tengan alternativas inferiores a cuatro horas. Lo que tocaría directamente a las rutas entre Madrid y Barcelona que cubren compañías como Iberia, Air Europa o Vueling, ya que los trenes operados por Renfe con el AVE duran como máximo dos horas y media.
Aquí sería muy difícil de aplicar. También hay que tener en cuenta que Francia dispone de una extensa red ferroviaria de alta velocidad. Y que la medida hace hincapié en que solo se aplicará siempre y cuando exista un tren que "brinde un servicio alternativo satisfactorio". Es ahí donde España pierde. La decadencia de los servicios ferroviarios en gran parte de la península, más concretamente en las dos castillas y Extremadura, es la otra cara de la moneda de la apuesta de la UE por este medio de transporte.
En España aún existen deficiencias en el servicio notables: frecuencias limitadas, vías infrautilizadas, trenes que circulan a 30 kilómetros por hora y averías constantes. El deterioro de la red convencional lleva años dándose por la falta de inversión, algo que ha provocado una gran disputa política en muchos municipios de la España vaciada. Y es que, comparado con Europa, esta carencia de infraestructuras también hace que el transporte de mercancías se haga más con camiones en carreteras que con trenes.
La batalla por los precios. En este artículo de Magnet analizamos hace tiempo cómo 154 vuelos diarios de Barajas podían ser sustituidos sin una gran pérdida de tiempo para el usuario usando la red ferroviaria de España. Pero hay que tener también presente el coste del billete. Si comparamos los precios y la frecuencia de los trenes y vuelos disponibles para, por ejemplo, el 1 de junio desde Vigo hasta Madrid, encontramos 11 trenes operados por Renfe frente a 12 aviones que salen ese mismo día a diferentes horas operados por Iberia, Vueling y Air Europa.
Y si nos fijamos en el precio encontramos una diferencia bastante grande: mientras los billetes de tren más baratos cuestan 30 euros y la media ronda los 50, los billetes de avión bajan a los 19 y 28 euros. Es más barato viajar de Vigo a Madrid en avión que en tren. Si comparamos un viaje Zaragoza-Valencia, el resultado es similar: ambos billetes rozan los 100 euros y tienen una duración similar.
Y la vergüenza a volar. Durante los últimos años, volar en avión se ha convertido en el epicentro de una corriente de compromiso social en favor del clima. De hecho, Flygskam es el término de un movimiento originado en Suecia (popularizado por Greta Thunberg) que anima a la gente a dejar de viajar en avión para evitar contaminar tanto. Una idea que también ha llevado al parlamento holandés a proponer prohibir los vuelos cortos, especialmente el Ámsterdam-Bruselas, un trayecto que en aire se hace en 45 minutos y sobre raíles en menos de dos horas.
Imagen: Unsplash
En Xataka | La aviación comercial sabe que tiene un problema. Y también una solución: España y el hidrógeno
Ver 2 comentarios