El desarrollo tecnológico ha modificado el tipo de trabajos existente en nuestra sociedad. El número de profesionales dedicados a oficios tradicionales como el de fabricar carbón o afilar cuchillos va menguando, mientras que el de trabajadores especializados en el área de la IT (Tecnologías de la Información en castellano), ciencia o telecomunicaciones, por nombrar algunos ejemplos, aumenta. Con este cambio, se modifican las relaciones entre el trabajo y el medioambiente, entre los trabajadores y sus superiores, entre los propios empleados (si teletrabajan, por ejemplo) y, también, los riesgos laborales relacionados con la salud de los asalariados.
En este sentido, Sarah O’Connor, periodista especializada en el ámbito laboral, publicó un artículo en el periódico Financial Times en el que analizaba el estado actual de la salud laboral en Reino Unido. Sus conclusiones sirven para entender mejor cuál es la situación en términos de salud laboral en España.
Menos daño físico pero más daño mental. El artículo de O’Connor, titulado ‘¿Y si el trabajo nos está haciendo enfermar?’ (‘What if work is making us sick?’ en inglés), señala que, en términos generales, actualmente el trabajo se ha convertido en una actividad menos lesiva a nivel físico, pero más dañina a nivel psicológico. Los datos son claros: en 2003, se detectaron en Reino Unido más de 2.000 casos de problemas físicos y casi 1.600 de trastornos depresivos o de estrés; en 2021, los casos de problemas físicos habían descendido, situándose en una cifra superior a los 1.400, mientras que los cuadros depresivos o de estrés pasaban de los 2.600.
La pandemia afectó a la salud mental. La autora señala que si bien la tendencia de los casos por estrés era alcista desde hacía casi una década, la pandemia hizo que aumentara de forma que se trata de un problema que concierne, actualmente, “a la mitad de todas las dolencias relacionadas con el trabajo” en el Reino Unido. Se trata, en realidad, de una cuestión que afectó a todo el mundo, tanto a la población activa como a la inactiva de numerosos países, ya que, según la OMS, la pandemia aumentó en un 25% la prevalencia de la ansiedad y la depresión.
El organismo destacó como causantes del estrés, además de la ansiedad y la depresión, el miedo personal a contagiarse, sufrir o morir, o a que le sucediera eso mismo a familiares y seres queridos. De hecho, entre los sanitarios, el cansancio extremo fue uno de “los principales desencadenantes de pensamientos suicidas”.
Más trabajo y a más velocidad. Por otro lado, O’Connor apunta a la intensificación del trabajo como uno de los factores que potencia el estrés laboral. Según el portal SAGE Journal y Resolution Foundation, el porcentaje de empleados en Reino Unido que aseguraban trabajar duramente aumentó del 30% en 1992 al 46% en 2017. Además, en el mismo periodo de tiempo, el porcentaje de asalariados que afirmaban trabajar con plazos de entregas muy cortos aumentó del 53% al 60% y el de empleados que afirmaban trabajar a una velocidad muy rápida aumentó del 23% al 45%. Ello potencia el estrés laboral, un problema que también sufre nuestro país.
Más tensión en nuestro país. La última Encuesta de Condiciones de Trabajo y Salud señala que el porcentaje de trabajadores que aseguraban estar en una situación laboral de ‘alta tensión’ -tener que cumplir con una carga de trabajo superior al tiempo disponible para ello- ha aumentado del 22,3% en 2016 al 45,8% en 2021.
Aumentan las bajas en España. Ello explica que, según el 'Estudio de la evolución de los trastornos mentales y del comportamiento en la incapacidad temporal’ realizado por Fremap, en 2022 se haya producido un aumento del 17,36% de las bajas cuyo motivo lo constituye una enfermedad mental. Además, las bajas actualmente tienen una duración media de 97,6 días, es decir, un 45% más que en 2015.
La solución, mejores condiciones. En su artículo, O’Connor reproduce las respuestas de una trabajadora de un casino con horario nocturno. La empleada asegura que en el pasado, la compañía procuraba darles facilidades, como cena gratuita, un taxi para volver a casa y un bonus de Navidad, pero que ahora ya no lo hace. Desde entonces, mucha gente se va “porque está deprimida”.
Aquí está la clave. Unas buenas condiciones de trabajo que protejan la salud de los asalariados es fundamental para minimizar cualquier riesgo, físico o psicológico, y para solucionar cualquier problema en caso de enfermedad de los trabajadores.
Imagen: Wes Hicks / Unsplash
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