Cuando la pandemia del Covid asoló el mundo en 2020, China puso en marcha una serie de estrambóticas medidas para contener el virus que fueron totalmente rechazadas por la comunidad internacional. Para contrarrestar esta imagen negativa de puertas para fuera, el Partido Comunista Chino (PCC) puso en marcha su maquinaria propagandística, lanzando campañas a través de medios de comunicación, subrayando la eficacia del liderazgo del PCC a la hora de afrontar la crisis.
Sin embargo, no sólo fue el Gobierno quien elogió esas polémicas medidas, también una serie de influencers internacionales. Un grupo de ciudadanos no chinos que residen en China llamados "la melodía principal". Un instrumento del gobierno chino para promover temas y narrativas que promueven los valores comunistas del régimen con caras conocidas en el mundo de Internet.
El informe. Con el objetivo de promover su propia agenda, el gobierno chino está reclutando influencers extranjeros que difundan la propaganda china en las redes sociales. Es lo que se desprende de un informe realizado por el Instituto Australiano de Política Estratégica (ASPI). Un detallado análisis del comportamiento de más de 120 cuentas extranjeras que operan activamente en plataformas como Bilibili, Douyin, Xigua y Toutiao y que detalla la estrategia china de utilizar a americanos o europeos para amplificar su voz.
"Algunas de estas personas influyentes tienen decenas de millones de seguidores en las redes sociales chinas y han descubierto que apelar al sentido de nacionalismo del público chino puede proporcionar una vía rápida para ganar popularidad, aumentar su presencia online y, en última instancia, generar más ingresos", explican Fergus Ryan y Daria Impiombato, autores del estudio.
La estrategia. Se basa en reclutar y cultivar un ejército de influencers extranjeros. Para ello, el Gobierno ha puesto en marcha un gran estudio de producción que guie el trabajo de estos creadores de contenido. ¿Qué se necesita? Vloggers, influencers, periodistas, cualquier profesión que pueda tener un impacto en una masa de seguidores es útil para promover el ideario comunista.
¿Cómo atraerlos? Los esfuerzos del gobierno chino no tienen límites en este sentido. Sobre todo sabiendo que ha puesto en marcha estudios académicos multilingües para influencers, una incubadora y red de jóvenes estudiantes dedicados al mundo digital y que de vez en cuando puedan subir a la red material pro-China. Por otro lado, el PCC ha creado concursos que ofrecen importantes premios en metálico y otros incentivos por realizar vídeos sobre el régimen. Muchas veces después de un viaje desde el Reino Medio financiado por Pekín.
¿Por qué? Para que su propaganda penetre disimuladamente en los principales medios de comunicación extranjeros, tanto televisión como redes sociales: YouTube, Twitch, X (Twitter), Facebook, Douyin… El informe sugiere que las regulaciones de Internet de China alientan a los usuarios a promover activamente la propaganda partidista, y muchas y muchos de estos se han adaptado a las reglas del juego para prosperar.
Algunos ejemplos. En varios vídeo del famoso youtuber americano Barrett, que cuenta con 368.000 seguidores y reside en el país asiático, hay vídeos como este, titulados "Xinjiang genocide: the campaign to end CHINA". En él se esgrimen mensajes como este: "Lo único que Occidente espera hacer es desestabilizar el área de Xinjiang para detener el ascenso de China". Los videos tienen una sensación informal y casera. Pero al otro lado de la cámara suele haber un gran aparato de organizadores gubernamentales.
Otro ejemplo claro lo encontramos en la cuenta de The JaYoe Nation, con 123.000 seguidores: "Nadie en Occidente podría imaginar que China tendría tanto éxito. Y ésta es la gran razón por la que los medios occidentales siempre atacan a China", afirma el youtuber en un vídeo titulado: “COVID Started in America First?!”. Entre otros creadores de contenido similares están: Jerry Cowal, Nathan Rich, Teacher Mike, Andy Boreham o Katherine Olson.
El problema. Tal y como concluye el informe de ASPI los esfuerzos de Pekín por controlar la narrativa global a través de influencers extranjeros probablemente tenga un impacto importante para el panorama informativo global, haciendo que cada vez más difícil para las plataformas, los gobiernos y los usuarios distinguir entre contenido y propaganda. Y, por ende, contrarrestar la desinformación y proteger la integridad del discurso público.
Imagen: YouTube (Matt Galat)
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