Disfrutar del universo de Cyberpunk en un videojuego es una experiencia en sí misma. No por el estado apresurado en el que llegó a las estanterías, sino por la manera en la que nos invita a zambullirnos en su rico y a vez decadente universo. Lo cual, por otro lado, nos lleva a una disyuntiva muy interesante: pese a la enorme fidelidad y el mimo que CD Projekt RED ha puesto para recrear el juego de rol tradicional, no me trasmite la mismas mismas sensaciones que cuando jugaba con mi viejo manual, mi ficha de jugador y mis amigos. Es 'otra cosa'. Y pese a que eso no es malo, no puedo evitar pensar en todo lo que se ha perdido.
Night City no es lugar ficticio, es la meca del Cyberpunk.Y transitar por ella con o sin propósitos definidos es toda una experiencia. Aquella megalópolis ambientada en una distopía no tan lejana que imaginé ciento y una veces en mi adolescencia, junto con mis amigos, se manifiesta ante mí en toda su grandeza a través ‘Cyberpunk 2077’. Y lo mejor es el modo en el que me atrapa en cada partida y me desafía a ponerla patas arriba. A veces, me rindo ante su grandeza y generosidad de contenidos. Otras, le hago caso y pongo a prueba su capacidad de generar el caos. Y la mía. Como rezaba la portada de la edición española de ‘Cyberpunk: el juego de rol en un futuro sombrío’, tengo los chips y los implantes. La actitud adecuada y también el metal bajo mi piel.
El distópico mundo abierto de CD Projekt RED, creadores de ‘The Witcher III’ (¡nada menos!) e impulsores del nuevo estándar en cuestión de videojuegos de rol, es abrumador en contenidos. Imperfecto en acabados según a qué versión nos refiramos y multidimensional en lo referente a su experiencia de juego. Pero, sobre todo, un juego de rol que se vive y se siente en primera persona. Que fomenta la creatividad del jugador y le tienta constantemente a descarrilarse de su propio guión. Una adaptación impecablemente fiel al manual de juego original y, a la vez, insisto, una experiencia muy diferente.
Porque lo esencial de la experiencia rolera siempre está a la vista y se manifiesta con naturalidad. Es más, ‘Cyberpunk 2077’ alcanza la epicidad sin tener que recurrir al manido heroísmo intrínseco de cualquier protagonista de videojuego y tiene en cuenta cada uno de nuestros hitos en la partida y las características de nuestro personaje, tanto a la hora de calcular la cantidad de daño recibiremos al recibir un impacto en el pecho como a la hora de hackear una cámara a distancia o negociar con el líder de una poderosa banda. Y lo logra sin aparatosas tiradas de dados de por medio. No solo tiene presentes nuestras decisiones, sino que da forma a su propia historia en base a ellas.
Dicho de otro modo: como en el juego de rol clásico, ‘Cyberpunk 2077’ y la propia Night City cambian en tiempo real y se amoldan a lo que hacemos en cada momento. No solo nos referimos a unas tramas ramificadas que derivan en diferentes finales, sino a que, como nos adelantó Pawel Sasko, Lead Quest Designer del juego, no existe una manera equivocada de jugar, aunque hay mil maneras de morir.
En ese aspecto, y como ocurre en el juego de rol original, se puede decir que la improvisación es la esencia del 'Cyberpunk 2077' y eso, en un videojuego, ya es un logro en sí mismo. Y, pese a todo lo anterior, el cambio de formato hace que se pierdan aspectos absolutamente esenciales de la experiencia original.
Así es Cyberpunk: el juego de rol en un 2020 sombrío
No te puedo decir cuántas tardes de fin de semana pasamos jugando mi hermano, mis amigos y yo merendando y jugando a ‘El Señor de los Anillos, el Juego de Rol’, ‘Star Wars, el juego de Rol’ (también de la editorial Joc), ‘Fanhunter’ o la segunda edición revisada de’ Advanced Dungeons & Dragons’ de 1996. Alternando entre unos y otros según las partidas. Y, como habrás deducido por el titular, nos pirrábamos por ‘Cyberpunk’ y sus Tiroteos del Viernes por la Noche, pese a que cada uno de nosotros pronunciaba el nombre del juego de una manera distinta. En Málaga somos así.
Recuerdo casi como si fuese ayer mi primera partida como jugador: familiarizarse con un juego nuevo es algo que normalmente requiere una tarde entera salvo que tengas el manual en casa. Y en aquel tiempo solo había tres alternativas: gastar uno de tus valiosísimos regalos de navidad o cumpleaños, ahorrar durante meses para comprar una edición propia o fotocopiar la del hermano de un amigo (o conocido). A fin de cuentas, tarde o temprano tendrías que pasar por la copistería de tu barrio para hacer nuevas fichas de personaje.
Llegados a este punto hay que hacer una referencia obligada: el manual de ‘Cyberpunk’ al que me refiero, el más extendido de largo, se trata de la segunda edición publicada en español a través de la extinta editorial M+D en 1993, con un margen de tres años frente a su contrapunto original en la lengua de Shakespeare. Y esto es importante, ya que no solo amplía y perfila y corrige la primera edición, sino que se atreve a imaginar un año 2020 tan fascinante como decadente.
Casualidad o no, el videojuego de ‘Cyberpunk 2077’ será mostrado por primera vez en 2013 (veinte años después de la publicación de la edición española) y será lanzado en nuestro propio -y tan particular- 2020.
La ambientación de ‘Cyberpunk’ es algo esencial. Es mucho más que un elemento meramente estético. La obra de Mike Pondsmith no es la tradicional experiencia de fantasía heroica trasladada a un futuro decadente, sino una retorcida versión del mundo que conocemos tras haber sido dominado por megacorporaciones. El ciudadano medio está obsesionado con las modificaciones corporales, con la fama y -muy posiblemente- con la neurodanza. Y eso implica que detrás de cualquier esquina puede haber alguien dispuesto a arrancarte tu brazo y sus implantes para venderlo en el mercado negro.
Dicho de otro modo: hay muy poco margen para el honor y la caballerosidad en la ciudad de Night City y eso da mucho juego en la experiencia rolera. Sobre todo, cuando la premisa básica en 'Cyberpunk' es que el Estilo siempre está por encima de la Sustancia: no importa lo bien que hagas algo, sino lo bien que parece que lo haces. Donde la actitud lo es todo y las clases del juego original (desde Rockeros a Ejecutivos, pasando por Netrunners o Periodistas) se prestan de maravilla a ello. Un conjunto de factores que encauzan la experiencia rolera de ‘Cyberpunk’ en una dirección muy diferente al de otros juegos de papel y dados: vivir al límite.
Palabras mayores que se materializan nada más poner los pies en Night City. Sin ir más lejos, mi primera partida fue desastrosa: tras media tarde montando mi ficha de personaje, incluso elegí la clase de Mercenario (una especie de Ronin callejero) para agilizar el trámite, no duré ni un asalto: tras aceptar la misión de asaltar un convoy blindado con una valiosa carga me tomé muy en serio lo de vivir al límite e intenté forzar un agujero con mi flamante lanzamisiles 'Scorpion 16'. Gran error: la tirada fue estupenda, sí, pero hice saltar todas las alarmas, los sistemas de defensa y -para mi sorpresa- el explosivo plástico que estaba oculto y justo a los pies.
En consecuencia, a los pocos minutos me encontraba leyendo el manual fotocopiado mientras escuchaba al resto continuar con la partida en la misma mesa. Mi personaje había sido completamente fulminado, y a lo grande. Quería poner a prueba la crudeza de aquel mundo y salí escaldado. Eso sí, aquello me fascinó. Al cabo de unos pocos meses, y tras completar la campaña (me volví a colar a través de un nuevo miembro del equipo sospechosamente similar al que fracasó en la primera partida) ya estábamos jugando a las campañas y partidas que yo mismo había escrito y organizado en calidad de árbitro.
Ser un árbitro (director de juego o game master) es divertidísimo. Tienes que crear un objetivo tan interesante como desafiante, debes empaparte completamente del universo en el que te vas a desenvolver -que te corrijan es inadmisible- y, en el proceso, adelantarte a todo lo que se les ocurriría hacer al resto de jugadores y sus personajes. Siempre puedes crear personajes a medida, claro, pero no es lo mismo y recurrir a los encuentros casuales en el bar de moda era un cliché muy gastado para nosotros.
De hecho, la regla de oro (y el motivo de mi fracaso al pisar por primera vez Night City) es lograr que los personajes actúen como un grupo unido.
Un problema para el árbitro de ‘Cyberpunk’ que se acaba diluyendo entre risas y emociones. Tirando los dados entre latas de refresco, paquetes de galletas y hasta que llegase la pizza. A veces, alargamos la partida durante la propia cena, lo cual suponía decorar nuestras fichas, fotocopias de libros de expansión y páginas con notas adicionales con alguna que otra mancha. Aquellos eran buenos tiempos.
‘Cyberpunk 2077’, del papel y dados a su anuncio oficial. Y, de ahí, a Xbox Series X
Replicar la sensación de jugar a ‘Cyberpunk’ en PC y consolas ha sido hasta ahora un verdadero desafío. Existen aventuras y experiencias de rol desde los inicios de los videojuegos y el clásico ‘Baldur 's Gate’ acertó de lleno al trasladar la épica y las sensaciones de tiradas de dado a una recreación impecable y en perspectiva isométrica de la Costa de la Espada. Es más, ‘The Witcher III’ es uno de los mejores exponentes del RPG jamás plasmados en un videojuego.
Sin embargo, como comentamos, la premisa principal del juego de Mike Ponsmith es que, como jugadores, vivamos siempre al límite. No se trata de que cada partida sea como jugar a ‘Grand Theft Auto V’ con el máximo nivel de búsqueda activa, nada más lejos de la realidad, sino del modo en el que sientes que el mundo que te rodea está vivo, tiene carácter propio, está colmado de posibilidades y te invita a convertirlo en tu parque de atracciones particular.
Llevando las riendas sobre lo que ocurre en pantalla sin que eso impida que seas consciente en todo momento de que te estás metiendo directamente en la boca del lobo.
Precisamente por eso, y con ese desafío por delante, el propio anuncio de ‘Cyberpunk 2077’ me voló la cabeza. Y la frase con la que se concluyó su primer tráiler todavía más: llegará cuando esté terminado. Visto lo visto, y según se mire, parece que ‘Cyberpunk 2077’ todavía no ha llegado a todos los sistemas, pese a que ya se ha lanzado a nivel comercial. Aunque también merece la pena dejar claro que se puede jugar la historia de principio a fin en PC y consolas. Es más, la experiencia lograda por CD Projekt RED nos invita constantemente a retomar la partida más allá de su funal.
Confieso que, tras el anuncio, la espera se me hizo eterna. Absorbía, recopilaba y atesoraba cada novedad y pista ofrecida por CD Projekt RED y no tardaba en encontrar sus réplicas y paralelismos con el juego que tanto disfruté hace décadas. Cuando asomó el canalla de Johnny Silverhand en aquella conferencia de Microsoft (interpretado por Keanu Reeves, poca broma), mi móvil se llenó de mensajes: ¡el maldito líder de Samurái estaba en el juego!
Me gustaría decirte que recuperé mi viejo manual de ‘Cyberpunk’ para la ocasión. O, más bien, aquella libreta de fotocopias tan gastadas y convenientemente encuadernada junto a todas las expansiones que fui acumulando junto con amigos. Estoy seguro que no me deshice de ellas, pero estarán tristemente enterradas entre apuntes de la universidad y viejas revistas de videojuegos.
Lo cual no impidió que comenzase a sumergirme en el mundo de ‘Cyberpunk 2077’ a través de los cómics, los tráilers cinemáticos, la web oficial y esa imprescindible guía turística (libre de spoilers) llamada ‘The World of Cyberpunk 2077’ elaborada por Dark Horse y que Panini localizó y publicó en español.
Aquello sólo contribuyó a elevar todavía más el hype en torno al juego y a vivir cada anuncio de un nuevo retraso a través de un abanico de emociones: desde la decepción inicial al conformismo de saldrá cuando deba salir, pasando finalmente a la mayor de las incertidumbres: ¿de verdad luce tan mal en consolas? ¿Realmente hice bien en reservarlo en Xbox?
Mi experiencia con las actualizaciones de nueva generación de PS5 no han sido buenas. Todo lo contrario que con el sistema de Smart Delivery de Microsoft para Xbox, con lo que en su momento lo vi claro. Con todo, y pese a decenas de horas visionadas en calidad de tráilers, avances e impresiones previas que había desglosado minuciosamente, lo que encontraría ante la pantalla seguía siendo un misterio. Y lo que me topé, ya mando en mano, no me dejó indiferente.
En lo técnico, ‘Cyberpunk 2077’ no se ve nada mal en la consola de nueva generación de Microsoft. Prueba de ello es que todas y cada una de las capturas que se incluyen en este texto las hemos tomado de mis primeras horas de juego (básicamente, para no adentrarnos demasiado en su desarrollo argumental). Los acabados son espectaculares y la sensación de juego en primera persona me transmite la grandeza que solo son capaces de irradiar los clásicos atemporales. A lo que hay que sumar una localización que es para quitarse el sombrero.
¿Hay bugs? Sí. A montones. Un mes después de los lanzamiento y varias actualizaciones después los sigo encontrando. Tras varios dolorosos retrasos, he visto pistolas flotando en el aire y espasmos de personajes que no parecían formar parte de la experiencia de juego. Pero, pese a tratarse de la versión hipervitaminada de Xbox One (la actualización de Xbox Series X y PS5 llegará en 2021) no me he topado con los desastrosos problemas de texturas y acabados que tanto se han popularizado en internet. Al menos, de momento.
De hecho, comprendo y empatizo totalmente con el malestar de aquellos que se sienten decepcionados con estos errores técnicos: la grandeza de ‘Cyberpunk 2077’ se manifiesta en los pequeños detalles. En cómo la megalópolis de Night City no solo tiene vida propia, como Los Santos o el brutal mapa de ‘Red Dead Redemption 2’, sino que te invita constantemente a exprimir sus posibilidades. A desviarte de los caminos establecidos y a ganarte unos eurodólares extra arriesgando el gaznate innecesariamente.
A fin de cuentas, Cyberpunk es una experiencia que se debe vivir al límite constantemente.
Visto desde cierta distancia, ‘Cyberpunk 2077’ ya es la obra maestra de CD Projekt RED. Un juegazo que, desafortunadamente para todos, todavía está por pulir. De eso no cabe duda. Pero también una muy digna alternativa al juego de rol que me encandiló, pese a sus diferencias.
Cyberpunk 2077, una partida perfecta de rol clásico que -de momento- se disfruta en solitario
Como experiencia en sí misma, ’Cyberpunk 2077’ es una reinvención de la experiencia original. Una continuación directa y, a la vez, una adaptación a un nuevo medio del juego de rol de Mike Pondsmith. Y pese a sus fallos, que los tiene muy a la vista, es la mejor que podía hacerse. La dedicación que han puesto desde CD Projekt RED a su obra es más que palpable y la devoción hacia el material original es insuperable. No obstante, pese a sus enormes aciertos, la sensación final al jugar y experimentar con Night City, no logra replicar varios de los aspectos clave de la experiencia original.
Sobre el papel, han pasado más de 50 años desde el contexto de la segunda edición de ‘Cyberpunk: el juego de rol en un futuro sombrío’. En la práctica, el estudio polaco ha recreado con enorme ambición la distopía que todos interiorizamos al leer el manual de juego y, en el proceso, canalizar y añadir otros aspectos clave de creaciones derivadas, paralelas o muy en consonancia con la visión de Pondsmith. Tomando prestados -con enorme descaro- elementos de ‘Ghost in the Shell’, ‘The Matrix’ o ‘Blade Runner’ e integrándose en el conjunto.
Es más, uno de los grandes aciertos de ‘Cyberpunk 2077’ es que no necesitarás tener nociones del juego clásico o tener interiorizado el tipo de distopía que se despliega ante tí. CD Projekt simplifica todos los trámites iniciales de generar una partida sin renunciar a la abrumadora cantidad de aspectos de personalización que podremos desplegar a nuestro propio gusto. En parte, porque ‘Cyberpunk 2077’ te recuerda constantemente que es un RPG. Un juego de rol.
Partiendo del esquema de creación de personaje y su trasfondo (algo totalmente esencial dentro de la experiencia), aunque con sacrificios: el juego de CD Projekt RED nos ofrece tres posibles puntos de partida y establece nuestra profesión a mercenario por defecto. En el libro de reglas Pondsmith existe un apartado clave conocido como Vida pasada, un organigrama de complicaciones para la trama que nos ayuda a darle una identidad propia al personaje si somos jugadores y un contexto al árbitro. En el videojuego, básicamente, se nos propone iniciar la historia como Nómada, como Buscavidas o como un antiguo Corpo.
El trasfondo también da forma al juego y la historia de ‘Cyberpunk 2077’. De hecho, y como es de esperar, nos permitirá acceder a vías narrativas diferentes, nos dará ciertas ventajas y alternativas a la hora de establecer diálogos o condicionarán nuestras habilidades. Y si no tuvimos que tirar los dados para crear nuestra ficha o establecer nuestro trasfondo, tampoco deberemos hacerlo para persuadir al resto de habitantes de Night City a través de opciones extra y decisiones que no forman parte del guión del juego, pero que desde CD Projekt RED han sabido integrar.
La eliminación de los dados en 'Cyberpunk 2077' también afecta a muchos de sus aspectos jugables: el sistema de Tiroteos del Viernes por la Noche queda simplificado a las reglas y mecánicas de los shooters o combates en primera persona con tintes roleros, de modo que el daño que infringimos en realidad es un complejo cálculo que tiene en cuenta nuestra habilidad con el arma que estamos usando, las mejoras y potenciadores que usemos, el sistema de defensa de nuestro objetivo y el resto de condiciones ambientales. Incluso, que estemos siendo hackeados en el proceso se percibirá en pantalla y nuestra barra de salud.
Y, no te lo voy a negar, que ‘Cyberpunk 2077’ no emplee un sistema de desarrollo y combates por turnos es un acierto y, a la vez, un punto de ruptura con la experiencia original. Aunque, siendo justos, lo que de verdad difiere severamente con la tónica del juego de rol es algo tan sencillo como que podamos guardar la partida antes de tomar una decisión o escoger un camino decisivo.
Por poner un ejemplo: podemos resolver una misión con sigilo, escapando con vida de un intenso tiroteo o con ingenio a base de hackear a distancia lo que tengamos a la vista. Y en caso de fracasar, podremos retroceder o regresar al último punto de guardado, lo cual es imposible en la experiencia original, aunque en relativo a este aspecto -dependiendo del caso- el árbitro siempre acaba teniendo la última palabra para que la experiencia resulte entretenida.
Con lo anterior por delante: CD Projekt RED ha escrito y orquestado una partida de rol perfecta con ilimitadas tramas secundarias o lugares que perdernos. ’Cyberpunk 2077’ es, de largo, la campaña definitiva basada en la obra de Mike Pondsmith, premiando constantemente a los atrevidos, a los aventureros y a los más constantes. A los que quieren ver la ciudad envuelta en llamas y a quienes desean fundirse en uno de los mejores y más ambiciosos videojuegos con mundo abierto jamás creados.
Y sin embargo hay un aspecto con el que la brutal superproducción polaca no puede competir frente a un simple papel, un lápiz y unos dados: se trata de una campaña de juego diseñada para ser disfrutada en solitario. Con las reglas del propio mundo abierto de Night City a modo de director de juego. Como cualquier gran juego de rol clásico o actual, siendo realmente justos.
La excelencia de la experiencia rolera de ‘Cyberpunk: el juego de rol en un futuro sombrío’ nacía de un manual de juego que nos soltaba con una pistola en una ciudad en el que la ley está escrita en papel mojado. Invitándonos a vivir al límite. Y es esa sensación la que corona a ‘Cyberpunk 2077’. Pero en el camino, el videojuego omite lo esencial: lo divertido que es embarcarse sin garantías de éxito en una misión imposible junto otros jugadores.
Con otros personajes de juego con sus propias motivaciones e intereses con los que, tarde o temprano, deberemos negociar y que, al colaborar, aportan nuevas dimensiones a cada partida y nuevas perspectivas a cada complicación. Porque, como en toda partida bien orquestada, en ‘Cyberpunk: el juego de rol en un futuro sombrío’ tener más dados de nuestra parte acaba separando el éxito del fracaso.
Por no hablar de la grandeza (inexistente en el videojuego) de moldear entre varios una historia conjunta en una megalópolis en la que cualquier cosa es posible, con un árbitro como maestro de ceremonias controlando que la cosa no se desmadre demasiado. Adaptando el ritmo de los acontecimientos al ánimo de los jugadores y teniéndolos constantemente motivados.
¿Qué experiencia es mejor? La única conclusión posible es que se trata de formatos muy diferentes. El videojuego abre las puertas de Night City a todo el mundo de manera sencilla y con enorme ambición, reteniendo la sensación de que puede pasar cualquier cosa en cualquier momento, mientras que el juego de rol hace que perseguir un mismo objetivo entre varios, incluso rompiendo todas las reglas, siga siendo divertidísimo. En CD Projekt RED han sido reverenciales con el material original pero, como videojuego, ‘Cyberpunk 2077’ tiene sus propios límites. Al menos, por ahora
Lo que llegará próximamente a ‘Cyberpunk 2077’ y qué echo de menos en el videojuego frente a la experiencia de papel y dados
Tengo muy claro que la primera prioridad de CD Projekt RED es -y debe ser- terminar ‘Cyberpunk 2077’. Sus acciones en bolsa se han desplomado dos veces, y pese a haber cubierto los costes del juego, las devoluciones en físico y digital están siendo un revés para todos los agentes implicados en la industria del videojuego.
Al punto en el que la propia Sony ha decidido retirar el título del catálogo digital de PlayStation. Algo totalmente insólito que ilustra la delicada recepción que ha tenido el propio juego. CD Projekt RED ha dado la cara y pedido disculpas, desde luego, pero también adelanta la llegada de actualizaciones, mejoras y contenidos gratuitos para este mismo año.
Eso sí, como podrás ver en la hoja de ruta oficial del juego, la llegada de la versión del juego para sistemas de nueva generación está demasiado cerca de 2022. Siendo justos, y viendo lo visto, tampoco nos extrañaría demasiado que se aplazase al próximo año.
Como suele ser cada vez más habitual, el lanzamiento de ‘Cyberpunk 2077’ es solo el comienzo de un plan todavía mayor. Los planes del estudio polaco en torno a la distopía futurista irán en paralelo a lo visto en ‘The Witcher III’, con lo que se esperan nuevos contenidos gratuitos y expansiones de pago realmente ambiciosas. Elevando todavía más una rejugabilidad que tiende al infinito.
En lo referente a los planes a medio plazo, también hay motivos para esperar sorpresas incluso más allá de los videojuegos: más allá de estar volcados en poner al día el juego para los sistemas de sobremesa de pasada generación, hay previstos contenidos y producciones derivadas del universo del juego que nos emplazan a 2022, incluyendo una serie de animación con toques de anime que llevará el sello del estudio Trigger.
Con lo anterior por delante, lo que echo realmente de menos frente a la experiencia original lo tengo claro: la posibilidad de compartir partida con otros jugadores. Exprimir en compañía las inagotables posibilidades de la ciudad que vive al límite, compartiendo la gloria y los fracasos. Poniéndonos medianamente de acuerdo antes de meternos en el siguiente lío y debatir si aceptamos o no un encargo a sabiendas de que mientras más grande sea riesgo, mayor es el beneficio.
CD Projekt RED es consciente que muchos prefieren disfrutar por su cuenta de la experiencia rolera en cuestión de videojuegos, pero también tiene presente aquello que hace especial la esencia de los juegos de rol de papel y dados desde los primeros compases del juego.
A falta de la figura del árbitro de juego, contaremos con la inestimable ayuda -y guía- de Jackie Welles y, salvo que el nombre de Keanu Reeves no te suene de nada, si has llegado hasta aquí tienes claro que el canalla de Johnny Silverhand nos hará compañía en las buenas y en las no tan buenas. Invitándonos a vivir al límite.
Por suerte, la experiencia multijugador de ‘Cyberpunk 2077’ forma parte de la gran hoja de ruta del estudio polaco. Dejando en el aire, por otro lado, el modo en el que ésta será implementada. Y, siendo justos, sería una total decepción que con un mundo abierto tan potente y con un nivel de libertad tan logrado, al final la experiencia rolera compartida quedase reducida a aquello que el juego actual se niega tajantemente a ser: un shooter con opciones de infiltración.
Establecidas las diferencias y similitudes, llega la hora de resolver la otra gran duda: ¿’Cyberpunk 2077’ marcará una época como lo hizo el juego de rol en el que está basado? La realidad es que, pese a que ya se juega en todo el mundo y el enorme trabajo que hay puesto en él, todavía lo tiene todo por ganar. Pero también cuenta con lo necesario para que sigamos hablando de él en años venideros.
A fin de cuentas, en Night City, siempre hay un gran asunto del que ocuparse. La de los manuales de Pondsmith y la plasmada en PCs y consolas por CD Projekt RED. Porque más allá de los grandes aciertos y sus notables defectos, el microuniverso de ‘Cyberpunk 2077’ alcanza un hito: ser esa metrópolis que te inquieta, te cautiva, te transforma y te fascina hasta que, irremediablemente, te vuelve parte de ella. Un logro inusual que solo los mejores videojuegos de mundo abierto de la historia han logrado.
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